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El atractivo de la Copa del Mundo perdura a pesar de las divisiones globales y los escándalos políticos

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Se estima que cinco mil millones de personas verán los partidos de fútbol de la Copa Mundial, según la FIFA, la Federación Internacional de Fútbol Asociación. Y eso constituye más de la mitad de la población mundial.

Y a pesar de una serie de escándalos políticos que han ensombrecido los juegos de este año, siguen siendo únicos entre las sedes mundiales cuando se trata de nivelar el campo de juego entre las naciones.

“Para mí, el mejor momento de mi vida fue cuando pude sentarme a ver fútbol de todo el mundo”, dice Charles Anchang, coeditor de Immigrant Magazine, que se enfoca en la experiencia de los inmigrantes estadounidenses. “Era el único deporte en el que podíamos participar durante nuestra niñez.  Solíamos hacer balones de fútbol con el hule de neumáticos para poder jugar”.

Anchang, oriundo de Camerún, vino por primera vez a los EE. UU. durante la Copa Mundial para ver a la selección nacional de Camerún en 1994. La pequeña nación africana se ha clasificado para la Copa Mundial de la FIFA ocho veces, más que cualquier otra selección africana.

“Esto puso a Camerún en el mapa más que cualquier otra cosa”, dijo Anchang.

El formó parte de un panel diverso de oradores durante una rueda de prensa de EMS sobre el atractivo perdurable del “juego hermoso” y qué tiene el soccer o el fútbol como se conoce en todo el mundo, que lo convierte en “el deporte de la gente”.

El deporte del pueblo

“Crecí jugando con los programas juveniles, luego jugué con la selección nacional de Egipto y fui al campeonato de África”, dijo Ehab Zenga, quien ahora dirige una academia de fútbol para jóvenes y entrena a los jugadores semiprofesionales Anaheim Bolts en Los Angeles.

Zenga, quien comenzó a jugar a los nueve años, dice que jugaba descalzo cuando era niño y señala que así es como los niños de los países más pobres suelen jugar. La popularidad mundial del fútbol es debido a que se necesita tan poco equipo: “Es un deporte para todos”, nos comparte.

Andrew Howonn Jo empezó a jugar en Corea del Sur cuando tenía diez años. Fue un jugador activo durante 12 años. Siendo un químico titulado, Jo volvió al fútbol y ha estado entrenando a niños en Alabama y Georgia durante una década.

Jo hace eco de Zenga, diciendo que parte del atractivo del fútbol es el hecho de que requiere muy poco para jugar. “Con el béisbol, necesitas un bate y un guante… el fútbol se puede jugar en cualquier lugar”, dice, señalando que las porterías se pueden construir con casi cualquier cosa, incluidos botes de basura o un par de piedras.

Henrik Rehbinder, ex editor del diario en español La Opinión, creció en una Argentina “loca” por el fútbol, hogar de uno de los jugadores más famosos, Diego Maradona, cuyo ascenso desde sus raíces de clase trabajadora al estrellato mundial personifica el mito del fútbol como un gran igualador.

“Tienes esta adicción a jugar y no necesitas nada excepto un par de personas que tengan la misma adicción”, dice Rehbinder, de 66 años, quien juega en una liga de mayores de 60 años.

“Pensé que iba a ser uno de los viejos… y me encuentro con un portero de 90 años y otro de 85. Me siento como un niño”, comenta Rehbinder.

Escándalos en medio de las celebraciones 

Treinta y dos equipos calificaron para participar en la Copa del Mundo de 2022, los cuales fueron seleccionados en las rondas de clasificación de las seis confederaciones de la FIFA que comenzaron en 2019. Por cada equipo que se clasificó, hubo tres que no lo lograron. Así que tan sólo calificar para participar en la Copa del Mundo es una victoria en sí.

Pero la FIFA se ha visto sacudida por varios escándalos relacionados con corrupción y sobornos que otorgaron a Qatar, que no es una gran potencia del fútbol, la Copa del Mundo de 2022. En 2015, cuando el Presidente de la FIFA, Joseph “Sepp” Blatter, ganó la reelección con facilidad, Chris Dagonas reportó que un misterioso intermediario de Oriente Medio sobornó a directivos de la FIFA con $ 50,000 dólares a cada uno para que votaran por él.

“Entre otras acusaciones, los equipos de investigación estadounidense y británico concluyeron  que los ejecutivos de la FIFA aceptaron sobornos de gobiernos y corporaciones e hicieron poco para acabar con el racismo en el deporte, forzaron el regreso del alcohol a los estadios brasileños y aceptaron pasivamente la muerte de más de mil trabajadores migrantes en Qatar”, escribió Dagonas.

Así tenemos que, mientras los jugadores son héroes para millones de fanáticos con su talento y devoción por el juego, los informes muestran que los ejecutivos de FIFA han estado manipulando el sistema para su propio beneficio durante años.

Aún así, el juego inspira a nuevos jugadores todo el tiempo.

Copa del Mundo una ventana al mundo

Tomemos a Tim Weah, por citar un ejemplo. Su padre, George, era un famoso futbolista de Liberia y más tarde jugó para Camerún.  Como profesional, jugó para el club Chelsea FC, uno de los mejores equipos de fútbol de Inglaterra. En 1995 ganó el prestigioso Balón de Oro, el trofeo que se entrega cada año al mejor jugador del mundo. Sin embargo,  George Weah nunca jugó en la Copa del Mundo.

En 2019, Weah padre fue electo presidente de Liberia, una nación fundada por ex esclavos afroamericanos. Su hijo, Tim, es delantero en el equipo de EE. UU. en la Copa del Mundo de 2022. El joven Weah anotó el único gol en la victoria de Estados Unidos sobre Gales.

La Copa del Mundo saca a relucir viejas rivalidades, partidos de revancha y con tantos buenos jugadores, se ha vuelto más fácil para los equipos pequeños vencer a los grandes, como la victoria de Japón sobre España la semana pasada. Esa sorpresa dejó fuera del torneo a Alemania, con cuatro trofeos de la Copa del Mundo.

Pero Anchang dice que el juego también ofrece una ventana importante a los patrones de migración global y una plataforma para la diplomacia internacional.

Jugadores como Weah o el mediocampista estadounidense Yunus Musah, nacido en EE. UU. de padres ghaneses, reflejan las crecientes comunidades de la diáspora en EE. UU., señala Anchang.

“Siempre va a haber tensión. Te voy a ganar, o me vas a ganar”, añade. “Pero digamos, por ejemplo, si EE. UU. hiciera un partido amistoso con Irán, uniría a esas personas… y ese intercambio siempre es bueno en términos de fomentar la tolerancia”.

De hecho, luego de la derrota del equipo de EE. UU. sobre Irán —cuyos jugadores llamaron la atención durante un partido anterior por negarse a cantar el himno nacional iraní en solidaridad con los manifestantes que exigían mayor libertad e igualdad de género—, la jugadora defensiva estadounidense Antonee Robinson fue elogiada por abrazar a un Ramin Rezaeian con lágrimas en sus ojos.

El equipo estadounidense perdió ante Holanda el sábado y está fuera de la competencia. El panel predijo que las potencias de Brasil, Argentina o Francia se convertirían en campeones de la Copa del Mundo de 2022.

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