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Se enciende batalla por redistribución de distritos – Activistas en Houston luchan por mapas más justos

Clockwise from top left: Nina Perales, Vice President of Litigation, Mexican American Legal Defense & Education Fund; Debbie Chen, Attorney, OCA-Greater Houston; Roshawn Evans, Co-founder and Organizing Director, Pure Justice; Myrtala Tristan, Lakewood Resident, Casandra Martinez, Mi Familia Vota; Miguel Rivera, Redistricting Outreach Fellow, Texas Civil Rights Project

Activistas en el condado de Harris, Texas, se movilizan para hacer que el proceso de redistribución de distritos, que sucede una vez cada década, sea más justo para las comunidades de color y los vecindarios de bajos ingresos.

Por: Jenny Manrique

Cada vez que Myrtala Tristan, una residente del suburbio de Lakewood en Houston por casi 40 años, cuenta lo que vivió durante el devastador Huracan Harvey, siente que revive las escenas en que la lluvia imparable convirtió en ríos las calles de su barrio y a su casa en un museo de muebles flotantes.

“En ningún momento nos dijeron que teníamos que evacuar ni que iba a ser algo tan terrible”, dijo Tristan al recordar la tragedia durante una conferencia organizada por Ethnic Media Services. “Yo vivo con mi esposo. Durante cinco horas estuve hablándole al 311 y nunca nos contestaron, estuvimos en vela toda la noche”.

Tristan trató de salvar algunas de sus cosas pero fue en vano. En la madrugada, el pánico que le causó el ruido de las sirenas y los helicópteros la obligó a salir apenas con su licencia de conducir y un poco de dinero, empacados en una bolsa ziploc. Afuera un bote auxiliando personas navegaba sobre las aguas fétidas priorizando a niños y adultos de la tercera edad, mientras los vecinos esperaban ser auxiliados para llegar a salvo a una escuela del barrio.

“Estuvimos navegando todo el día, mojados y sin comer… yo pienso que no tenemos porqué haber pasado todo esto”, dijo Tristan. Casi tres años después, “todavía estamos haciendo aplicaciones para obtener algunas ayudas. Nunca llegó nada. Yo le pido a todos los gobernantes que se pongan a trabajar”.

Tristan se unió al Northeast Action Collective, un grupo de defensores y vecinos que surgió como respuesta a la falta de inversión pública en drenaje y mitigación de inundaciones en su comunidad. “Es hora de que nuestras voces sean escuchadas”.

En este momento, Tristan se está enfocando en un esfuerzo de todo el condado para involucrar a las comunidades de color y los vecindarios de bajos ingresos en la redistribución de distritos, un proceso de rediseño de los límites políticos que determinan a qué candidatos vota la gente.

“La redistribución de distritos se trata de dibujar líneas en un mapa que representa quién va a votar por ciertos funcionarios”, explicó Nina Perales, vicepresidenta de litigios del Fondo México-Americano de Defensa Legal y Educación (MALDEF en inglés). “Es un acto muy político para crear grupos de votantes, por eso es importante involucrarse”.

Los barrios se agrupan en distritos que son redibujados cada 10 años con base en los datos del censo. Dependiendo del microcosmos electoral, esas líneas son trazadas por el concejo de la ciudad, la junta de fideicomisarios del distrito escolar, los comisionados del condado y en última instancia la cámara estatal.

En lugares como Pasadena, un suburbio en el condado de Harris, estas líneas han segregado efectivamente a los latinos de la población anglosajona: los latinos viven en el área norte que históricamente ha recibido menos servicios que el área sur, donde viven los anglos, lo que la hace más proclive a las inundaciones y desastres naturales.

Cuando la Cámara de Representantes de Texas trazó otras líneas dentro de la zona norte que dividieron aún más el voto latino, MALDEF presentó una demanda y ganó, reagrupándolos en el Distrito 144.

“El representante de ese distrito, que era anglo y conservador, perdió su elección, y fue reemplazado por una mujer latina progresista en la Cámara de Representantes”, dijo Perales. “Nuestra participación política es más fuerte cuando las líneas políticas que se trazan alrededor de nuestros vecindarios son justas”.

Sin traducción

Para Miguel Rivera, activista del Proyecto de Derechos Civiles de Texas (TCRP en inglés) uno de los inconvenientes es que la comunidad hispana todavía no está familiarizada con estos procesos, empezando porque términos como “gerrymandering” y “redistricting”, resultan de difícil traducción.

“Me encontré por primera vez con este desafío cuando trataba de explicarles a mis padres, que vienen de una zona rural de México, lo que hacía para ganarme la vida” contó Rivera. “Ellos entendían la lucha por los derechos de voto porque tenía muchos términos traducibles, pero su comprensión del censo y la redistribución de distritos es muy diferente (en México) a cómo ocurre en los EE.UU”.

Ahora el TCRP está haciendo campañas educativas para que la comunidad hispana entienda y se una detrás de un término específico: redistribución.

Cassandra Martínez, quien acaba de graduarse de la escuela secundaria y asistirá a la Universidad de Columbia en otoño, escuchó por primera vez el término en los talleres de censo organizados por Mi Familia Vota.

“Los hispanos no conocen los detalles específicos detrás de la redistribución de distritos y el conteo del censo, pero hay una preocupación en la comunidad por la desigualdad de ingresos, por la escuela a la que van los niños, por los proyectos (inconclusos) de construcción en nuestras comunidades”, añadió Martinez para quien la barrera mayor sigue siendo la apatía y la desesperanza.

“Muchos de nosotros venimos de hogares de inmigrantes, nuestros padres no eran exactamente activistas en sus propios países, así que cuando vienen aquí se sienten desconectados de la política” dijo Martinez. “Todavía existe la mentalidad de que mi voto no importa, pero lo que realmente ayuda a personas de mi grupo de edad, es hacer la conexión con el futuro de sus familias y de sus comunidades”.

Deborah Chen, abogada y activista de OCA-Greater Houston, relata una experiencia similar con los estadounidenses de origen asiático y los isleños del Pacífico, cuyos números están creciendo más rápido que los latinos en Texas. Dijo que su organización tocó más de 221.000 puertas para asegurarse de que los AAPI fueran contados en el censo. “No es necesario ser ciudadano o votante registrado para participar en la redistribución de distritos”, enfatizó.

OCA usa lo que llama “mapas de oportunidad” para ejemplificar cómo las mayorías y minorías en esos distritos reciben servicios como alcantarillados, luz, pavimentos, tuberías, etc.

“Por cada persona contada en vecindarios en el área metropolitana, Houston recibe $15,700 de dinero federal y en los distritos se determina cómo se gasta ese dinero”, aseguró Chen. “Buscamos que múltiples comunidades estén equitativamente equilibradas y tengan la oportunidad de tener representación”.

Los afroamericanos han sufrido como pocos la discriminacion en el trazado de estas líneas hecha principalmente por republicanos en el poder y por eso organizaciones como ‘Justicia Pura’, impulsan su participación en el trazado de mapas.

“Todos quieren recortar el mapa de una manera determinada para ciertos beneficiarios”, dijo Roshawn Evans, co-fundador de esta organización. “En la cima de la cadena alimentaria política, los republicanos están en todo, pero aún así podemos hacer mapas sugerentes y dibujarlos nosotros mismos en el distrito”.

“Queremos mantener unidas a las personas que tienen el mismo tipo de problemas, así que solo quiero enfatizar que votar realmente importa”, concluyó.

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