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Suplantadores del gobierno y productos para curar el COVID: así se aprovechan los estafadores de las comunidades étnicas

Monica Vaca (left), Associate Director, Division of Consumer Response and Operations, Bureau of Consumer Protection, Federal Trade Commission; Roasrio Mendez (right), Attorney, Division of Consumer & Business Education, Federal Trade Commission

Por: Jenny Manrique

Mientras los consumidores latinos son con frecuencia víctimas de la suplantación de identidad, los afroamericanos reportan principalmente fraudes en los cobros de deudas a través de burós de crédito, y los asiático-americanos son engañados con productos de salud falsos. En todas las comunidades étnicas, las estafas a través de la compra de automóviles usados y agencias de prestamistas, han hecho vulnerables a las personas en medio de sus luchas financieras. 

Esos son algunos de los hallazgos del más reciente informe de la Comisión Federal de Comercio (FTC por sus siglas en inglés) sobre cómo el fraude al consumidor afecta a las comunidades étnicas en los Estados Unidos. Dos abogadas veteranas de la FTC explicaron a periodistas en una conferencia organizada por Ethnic Media Services, los casos que en los últimos 5 años las han llevado a demandar personas, organizaciones, o empresas por prácticas engañosas e injustas.

“Desde 2016, hemos presentado 25 acciones, en las que podemos identificar conductas que se dirigieron específicamente o afectaron de manera desproporcionada a las comunidades de color”, dijo Monica Vaca, directora adjunta de la oficina de protección al consumidor de la FTC. En un año, la agencia federal establece un promedio de 100 casos que afectan a miles de víctimas. 

“Estos se encuentran en un amplio espectro de industrias: en la compra de automóviles, universidades con fines de lucro, tarjetas prepagas, suplantadores del gobierno, oportunidades para hacer dinero y alivio de la deuda de los estudiantes”.

Uno de los casos que presentó la FTC fue contra la empresa Bronx Honda por discriminación en la venta de automóviles a clientes afroamericanos e hispanos. El gerente general pidió a los vendedores que cobraran mayores márgenes financieros y tarifas a estos consumidores lo que resultó en el cambio en el precio de venta en el papeleo sin avisar, y el cobro de impuestos y tarifas a las personas sin su conocimiento. “Como resultado de la aplicación de la ley en ese caso, pudimos obtener un millón y medio de dólares en reembolsos para las personas”, dijo Vaca.

En un segundo caso resultó involucrada la gigante Amazon por prometer a los conductores que se inscribieron en su programa Amazon Flex, que obtendrían el 100% de las propinas recibidas de los clientes que realizaran pedidos a través de servicios como Prime Now y AmazonFresh. En la economía a destajo en plataformas virtuales, las comunidades étnicas están sobre representadas. 

“Durante un período de dos años y medio (de 2016 a 2019), los clientes pensaron que estaban dando propina a sus conductores en Amazon, pero Amazon utilizó esas propinas para complementar el salario base”, contó Vaca. “Tras ser notificados de que estaban siendo investigados, Amazon acordó devolver propinas por un total de $61 millones a los conductores”

En un caso más reciente la FTC demandó junto al estado de Arkansas a los operadores de un esquema piramidal de “telar de bendiciones”, quienes prometieron falsamente a personas que estaban sufriendo dificultades financieras como resultado de la pandemia de COVID-19, que recibirían rendimientos de inversión de hasta el 800%. El esquema estaba dirigido específicamente a los afroamericanos.

“Como somos una agencia de aplicación de la ley civil, no podemos encarcelar gente, pero cuando corresponde, remitimos a los estafadores a las autoridades penales”, agregó Vaca. “Pero si podemos ayudar a las personas a recuperar su dinero: 1,66 millones de personas han recuperado $160 millones (desde julio de 2018)”.

Efectivo y COVID

Otro dato importante es cómo estas comunidades reportan haber pagado a los estafadores. La mayoría de latinos y afroamericanos usa métodos de pago que tienen poca o ninguna protección: efectivo, criptomonedas, tarjetas de débito o tarjetas de regalo, que usan en transferencias bancarias y electrónicas. 

“Como la gente paga puede determinar qué tan fácil es recuperar el dinero si lo defraudan”, dijo Rosario Méndez, abogada de la división de educación comercial y del consumidor de la FTC. “En contraste (con las comunidades étnicas), las personas que viven en comunidades mayoritariamente blancas informaron que pagaban a los estafadores con tarjetas de crédito, y eso estas tienen cierta protección contra transacciones fraudulentas”.

Y esto es relevante porque la comunidad latina en particular es blanco de imitadores que se hacen pasar por funcionarios de agencias de gobierno como el servicio de impuestos internos, compañías proveedoras de servicios como Apple, o de búsqueda de trabajo como Headhunter, todas pidiendo dinero a cambio de promesas incumplibles. 

Durante la pandemia, la FTC identificó a varios promotores de salud que ofrecían curas falsas para el COVID-19, específicamente entre las comunidades de habla coreana y vietnamita. “Hemos enviado cientos de cartas de cese y desistimiento, tanto en los Estados Unidos como en el extranjero, para combatir las afirmaciones infundadas sobre productos para tratar o prevenir el COVID-19”, anadio Méndez aunque reconoció que la desinformación “es extremadamente difícil” de combatir y causa “un daño realmente sustancial”.

Los victimarios con frecuencia estafan a su propia comunidad y a veces asumen roles para “ayudar” a las personas a entender por ejemplo el sistema fiscal y de inmigración. Pero otros tienen su sede en el extranjero y trabajan con una red más grande de personas que recolectan dinero de sus víctimas en Estados Unidos, como en el caso del fraude de telemercadeo, procedente de la India y de Filipinas.

“Tenemos una división internacional que tiene un memorando de entendimiento con otros países y facilita esa cooperación para perseguir (a criminales extranjeros)” dijo Méndez. “Cuando los casos cruzan las fronteras internacionales, tienden a volverse más difíciles, pero no son imposibles”, añadió. 

Los datos del informe provienen de los reportes recibidos en 2020 en línea en https://reportefraude.ftc.gov/#/, y de quejas presentadas en las fiscalías generales y otras oficinas de aplicación de la ley. Esa información se agrupa en una base de datos denominada red centinela del consumidor, que se comparte con 3000 agentes de la ley en todo el país. Para establecer de qué comunidades provienen las quejas -que se pueden presentar de manera anónima-  se compararon los reportes con los datos demográficos del censo de los EE. UU.

“Si bien no podemos erradicar todas las estafas, lo que podemos hacer es vacunar con información a las personas de nuestra comunidad para que no sean víctimas de las estafas”, agregó Vaca.  “Cuando las personas conocen una estafa específica, hay un 80% menos de probabilidades de perder su dinero, así que queremos alentarlas a que compartan sus experiencias”, concluyó. 

Las personas pueden obtener más información sobre cómo prevenir estas estafas en https://www.consumidor.ftc.gov/ 

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