Araceli Martínez Ortega | La Opinión
Pocos de los que van a jugar fútbol, basquetbol o tenis al Parque Estatal del Río de Los Ángeles (Río de Los Angeles State Park), saben que un grupo comunitario formado por latinos estuvo detrás de este pulmón verde en el barrio de Glassell Park.
“Esto era un baldío contaminado con desperdicios tóxicos y otros contaminantes, a un lado del río de Los Ángeles, que antes había sido Taylor Yard, un taller de ferrocarriles. Aquí querían construir bodegas, como ya se venía haciendo por toda la ribera del río”, dice Raúl Macías, fundador y presidente del Club Anahuak.
El Club Anahuak fue creado en los años 90 para entrenar a niños latinos en el fútbol y organizarlos para que jueguen en equipos.
La idea era alejar a los niños de las pandillas y drogas a través de la práctica del fútbol soccer, ya que muchos vivían en lugares plagados por pandillas en los que abundaban los tiroteos.
Al Club Anahuak se unieron niños de barrios como El Sereno, Cypress, Glassell Park y hasta de los alrededores del parque MacArthur y el sur centro de Los Ángeles.
“Cuando nos dimos cuenta que lanzaron el proyecto para crear bodegas, vimos la oportunidad de pelear por este espacio. Parte de la misión del Club Anahuak es involucrar a las familias en la toma de decisiones no solo en el tema del río de Los Ángeles sino en lo que tiene que ver con la construcción de desarrollos inmobiliarios”.
Raúl, quien en su juventud fue jugador de fútbol en México, recuerda que ellos pelearon porque en ese terreno que ahora es el Parque Estatal del Río de Los Ángeles debía construirse un espacio verde y recreativo.
“Nos respondieron que ya teníamos un parque en Cypress Park y otro en Glassell Park. Hicimos protestas y mandamos cartas a políticos como Antonio Villaraigosa que nos ayudaron, pero tuvimos el apoyo del Sierra Club y vino una abogada de Sacramento en el medio ambiente, y pusimos una demanda reclamando la construcción de un parque”.
Entonces se enfrentaron a la oposición de vecinos antiinmigrantes de Mount Washington, y de quienes viven en las montañas.
“Aseguraban que el parque iba a atraer a una gran cantidad de inmigrantes indocumentados que dejarían mucha basura”.
Tras mucho luchar, Raúl dice que ganaron la demanda, y lograron que entre el Departamento Estatal de Parques y Recreación y el Municipio se construyera lo que hoy es el Parque Estatal del Río de Los Ángeles.
“Al principio querían que el Club Anahuak lo hiciera pero nosotros no teníamos la capacidad. Lo que sí conseguimos fue que se crearon cuatro canchas de fútbol, dos canchas de tenis, cuatro canchas de basquetbol, dos de béisbol y una cancha de pelota tarasca indígena. Se hizo también una vereda de media milla para que la gente pudiera hacer caminatas”.
En las canchas en lugar de zacate, decidieron poner pasto sintético para ahorrar agua y mantenimiento.
Antes de iniciar el proyecto tuvieron que remover toda la contaminación.
“Se sacaron unos cinco pies de tierra”, dice Raúl.
Desde entonces, los niños del Club Anahuak además de ir a practicar soccer, participan dos veces al año en una limpieza general en el Parque Estatal del Río de Los Ángeles.
Apenas el pasado Día de la Tierra se dieron a la tarea de deshierbar el parque y plantar arbustos, muchos de ellos con propiedades medicinales.
Cuando recuerda la hazaña que logró el Club Anahuak con el apoyo de grupos y abogados ambientalistas para hacer de un espacio que había sido de uso industrial en un parque, dice que se trataba de levantar la voz por el río de Los Ángeles, pero también de demostrar que la comunidad latina tiene poder.
“Además de jugar fútbol, enseñamos a los niños y a sus padres, que tenemos que estar en constante comunicación con los funcionarios elegidos. Somos el motor de esta economía, y si bien estamos todos muy ocupados trabajando, tenemos que alzar aunque sea un poquito nuestra voz”.
El Parque Estatal del Río de Los Ángeles no solo permite a los niños practicar fútbol y otros deportes sino que los aleja de la delincuencia.
“Aquí en esta área de Glassell Park se formaron las pandillas más peligrosas: Los Avenues, Los Globbers. Era una pugna siempre, y un área súper caliente, llena de drogas, prostitución, tiroteos en pleno día”.
Al abrir el parque al público alrededor del año 2005, dice que lo primero que bajó fue la delincuencia juvenil.
“Se acabaron las balaceras. En la actualidad, uno viene al parque y aprecia la flora típica de esta área, además es sitio de reunión de más de 150 especies de aves de muchas variedades”, dice Raúl mientras acompaña a La Opinión en una caminata por el Parque Estatal del Río de Los Ángeles.
En el parque también hay coyotes, zorros, mapaches, conejos del desierto, ardillas. También hay pequeñas lagartijas y una que otra rana aparece de tanto en tanto; y es posible que la gente encuentre víboras y serpientes.
Orgulloso de lo logrado, Raúl recuerda que el río tiene 52 millas. “Aquí habitaron los Tongvas (tribu nativa). Aquí nació Los Ángeles. Aquí empezó la civilización. Todo el desarrollo verde que se está creando al lado del río ya no lo paras”.
Termina diciendo que durante casi dos décadas, la comunidad tiene un espacio para actividades físicas y mentales.
“Aquí es un lugar sagrado para manifestar la energía. Es nuestro pulmoncito; y hasta los que se oponían porque decían que aquí se iba a llenar de inmigrantes indocumentados, vienen a disfrutarlo”.
El Parque Estatal Río de Los Ángeles está ubicado a lo largo del río Los Ángeles al norte del centro de Los Ángeles en el vecindario de Glassell Park.
Se administra actualmente en asociación con el Departamento de Parques y Recreación de la Ciudad de Los Ángeles.
El poder de las organizaciones comunitarias
Jon Christensen, profesor del Institute of the Environment and Sustainability de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) dice que a lo largo del río hay desde pequeños a grandes proyectos que están en diferentes etapas de desarrollo desde la planeación inicial hasta la implementación.
“El Parque Estatal del Río de Los Ángeles fue creado a principios de los años 2000, y este verano comenzaremos una renovación grande en los campos de soccer”.
Señala que las organizaciones comunitarias como el Club Anahuak son realmente importantes porque han estado trabajando con niños y padres de familia en la comunidad durante muchos años.
“Fue crucial para abogar por la creación del Parque Histórico Estatal del Río de Los Ángeles y otros parques, y ha sido absolutamente esencial para la revitalización del río”.
Añade que organizaciones como el Club Anahuak son muy efectivas porque cuentan con la confianza de la comunidad, los residentes y familias.
Así que Christensen dice que es ideal que los grupos comunitarios trabajen con organizaciones sin fines de lucro como The Nature Conservancy, que tiene la experiencia técnica sobre cómo planificar un proyecto y recaudar dinero, obtener permisos y trabajar con una agencia como el Departamento de Parques y Recreación de la ciudad de Los Ángeles o Parques Estatales de California que tienen la propiedad.
“Recientemente hicimos un estudio sobre renovación y construcción exitosa de parques en comunidades desatendidas en Los Ángeles; y descubrimos que ese modelo de enlace es realmente eficaz”.
Por tanto, dice que las organizaciones comunitarias deben encontrar socios con quienes trabajar para defender lo que sus comunidades quieren y elaborar propuestas que puedan financiar esos proyectos y abogar ahora mismo por más fondos para los parques.
“Los fondos especiales que ha tenido la ciudad se están extinguiendo. Por eso necesitamos otra medida de financiación en la ciudad de Los Ángeles, y las organizaciones comunitarias pueden ayudar para conseguir esos fondos”.
Concluye diciendo que lo más importante de estos proyectos como el Parque Estatal del Río de Los Ángeles es que benefician en términos de más espacios, programas de soccer para los niños, educación ambiental, y un medio ambiente más limpio cerca del río”.
Dice que casi cada año, uno o dos estudiantes que llegan a su clase, le dicen que solían jugar soccer en el Parque Estatal del Río de Los Ángeles y ahora están en UCLA, haciendo grandes cosas.
Una bendición
Para el arquitecto Sergio Aguirre, quien llevaba a sus niños Sergio y Alejandro, incluso a su hija Araceli a jugar fútbol al Parque Estatal del Río de Los Ángeles, este espacio ha sido una bendición.
“Antes de este parque, íbamos a jugar a los alrededores; y en algunos parques como el de Cypress nos prendían los rociadores para que nos fuéramos; el estado también nos decía que no había fondos para hacer este parque, pero sí tenían para abrir campos de golf y polo en Malibu y Palos Verdes”, dice Sergio quien también fue entrenador de fútbol y se unió a la lucha por la creación del Parque Estatal del Río de Los Ángeles.
Reconoce que salvó a muchos niños de la delincuencia. “El fútbol les cambió la vida”.
Y recuerda que había una familia de apellido León, en la que todos sus miembros vendían drogas.
“Nosotros íbamos por uno de los niños de esa familia para que viniera a jugar fútbol; intentábamos ayudarlo para que cuando creciera no se metiera en ese mundo porque el deporte ayuda mucho”.
Hoy en día, los tres hijos de Sergio, ya son adultos. “Alex, quien es director de salud de Occidental College, es psicólogo y tiene su propio equipo de fútbol; y fue campeón de soccer en la Universidad de California en Riverside. Tanto Alex como Araceli enseñaron fútbol a niños en el parque Silver Lake”, relata.
Sergio dice que se van a cumplir 30 años de la apertura del Parque Estatal del Río de Los Ángeles; y entre sus recuerdos, trae a la memoria, los de algunos muchachos que se han graduado de la universidad.
“Recuerdo a un muchacho que jugó fútbol en el Club Anahuak en el Parque Estatal del Río de Los Ángeles que se graduó en UC Riverside, y no tenía muchos amigos a quien invitar, porque dijo que estaban muertos o en la cárcel. Nos agradeció diciéndonos que gracias al deporte, él estaba vivo y en libertad”.
Esta historia fue producida por Ethnic Media Services en colaboración con el Laboratorio de Estrategias Narrativas Ambientales (LENS) de UCLA como parte de la iniciativa Greening American Cities apoyada por Bezos Earth Fund.
Araceli Martínez Ortega escribió esta historia para La Opinión, el periódico en español más grande de los EE. UU. y el segundo periódico más leído en Los Ángeles, fundado en 1926.
“El Parque Estatal del Río de Los Ángeles” presenta al Anahuak Club, un grupo de fútbol latino crucial para la revitalización del Los Angeles River State Park, que alguna vez fue un área vacía contaminada con desechos tóxicos y otros contaminantes, ahora un Espacio verde donde la comunidad se reúne para jugar fútbol.
Ortega, reportera de La Opinión desde 2006, dijo sobre su experiencia como becaria: “Nací y crecí junto al mar, pero también cerca del campo. Por eso necesito la brisa del mar y los árboles para encontrar la paz y recargar mis pilas. Escribir estas historias me ha hecho más consciente de la importancia que tienen la naturaleza y los espacios verdes para nuestra salud en todos los aspectos; y pude ver más claramente la urgencia de plantar más árboles y crear más parques en los barrios latinos de Los Ángeles”.