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Nota del editor: La serie de tormentas devastadoras que sacó a California de su sequía de una década el invierno pasado también dejó partes del estado bajo el agua. En el Valle de San Joaquín, la inundación provocó el resurgimiento de Lago Tulare, que alguna vez fuera el cuerpo de agua dulce más grande al oeste del Mississippi. El inicio de la primavera y el clima cálido ahora amenazan con aún más inundaciones potencialmente catastróficas a medida que una histórica capa de nieve en las Sierras del Sur comienza a derretirse, poniendo en peligro a las comunidades locales de trabajadores agrícolas y una de las regiones agrícolas más grandes de California. El climatólogo Daniel Swain del Instituto de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la Universidad de California en Los Ángeles dice que este “latigazo” entre períodos secos prolongados y lluvias más intensas se convertirá en una característica cada vez más acentuada del clima de California a medida que el planeta se calienta y que el estado necesita hacer más para prepararse. (Imagen superior: inundaciones del Lago Tulare en abril. Crédito Dan Brekke vía Flickr)
¿Fueron las lluvias torrenciales del invierno pasado un augurio de lo que vendrá para California?
California no es ajena a los inviernos muy húmedos. Hay una larga historia de años que son mucho más húmedos que el promedio. Pero se espera que esa característica sea una parte cada vez más prominente del clima de California en un mundo en proceso de calentamiento. En el lado húmedo, esperamos ver más inviernos extremadamente húmedos y también tormentas individuales más intensas y más húmedas.
¿Qué indica esto en términos de condiciones de sequía en el futuro? ¿Queda claro el panorama aquí en California?
En este punto, la cantidad de calentamiento global que ya se ha producido ha aumentado la intensidad de los eventos de precipitación extrema en California entre un 5 % y un 15 %. Esto no significa que la precipitación promedio de California haya aumentado en esta cantidad. De hecho, en realidad no ha cambiado en absoluto. En todo caso, ha disminuido ligeramente. Pero este latigazo es uno de los rasgos característicos del clima de California en un mundo en proceso de calentamiento. Algunas partes del estado, especialmente en las regiones del centro y norte, han experimentado tanto los años más húmedos como los más secos en los últimos 10 años en más de un siglo de registros.
Entonces, lo que está diciendo es que la cantidad total de lluvia que recibe California puede no cambiar, pero cuando llueve podemos esperar que esos eventos sean más intensos. ¿Es esto correcto?
Sí, lo que por supuesto aumenta el riesgo de inundaciones. Se puede tener 20 pulgadas de lluvia en el transcurso de un año y ese ser un año muy promedio; pero también podría tener 20 pulgadas de lluvia en 3 semanas y encontrarse en una emergencia por inundación. Entonces, qué tan rápido cae es muy importante. También es cierto que el resto del tiempo puede estar cada vez más seco.
¿Cómo se está preparando el estado para estos eventos climáticos de períodos secos más prolongados e inundaciones más extremas y potencialmente destructivas?
Bueno, no puedes tener una visión miope de la escasez de agua o en las inundaciones. Tienes que estar pensando en ambos al mismo tiempo, gestionando conjuntamente los riesgos de sequía e inundación. Realmente no se pueden separar estos dos aspectos. Y en perjuicio nuestro, así es como hemos manejado históricamente las inundaciones y las sequías en California, lidiando con ellas como problemas completamente separados… Tenemos que dejar de hacer eso.
¿Cómo se percibe la gestión conjunta de los riesgos de sequía e inundación en la práctica?
Significa que acciones como la recarga estratégica de aguas subterráneas, desviando aguas de inundación potencialmente peligrosas para minimizar el daño a corto plazo y brindarnos beneficios a largo plazo. Podría tratarse de construir canales y conductos. Algunas personas están proponiendo que se construyan más represas. La realidad es que ya hemos represado todos los grandes ríos. Y si bien las represas son excelentes para almacenar agua, en un clima cálido se convierten en una responsabilidad extrema.
Las inundaciones han provocado la reaparición del Lago Tulare y se han inundado las comunidades agrícolas locales en el Valle Central. Con más y potencialmente peores inundaciones por venir a medida que la nieve de la Sierra se derrita, ¿cuáles son las preocupaciones existentes respecto a la región?
No estoy seguro de que sea viable, física o económicamente, bombear rápidamente el agua fuera de la cuenca de Tulare una vez que se inunde profundamente. Y si no hay medios realistas para sacar el agua rápidamente… va a ocurrir mucha contaminación. Este no será un cuerpo de agua dulce prístino… Estará lleno de fertilizantes, pesticidas, aguas residuales y una gran cantidad de productos químicos comerciales que llegan a las aguas de inundación. Y el problema es que permanecerá allí y se filtrará durante mucho tiempo… Hay una gran parte del Valle de San Joaquín cuyo futuro es incierto en este momento en términos de lo que podría ocurrir en las próximas semanas.
¿Cuál es su percepción de cuán activamente se están preparando los funcionarios de California para esto? Parece que gran parte de estas decisiones se están dejando en manos de los condados locales e incluso de los residentes para que lo se lo figuren.
Absolutamente lo es, incluso hasta el punto extremo en que cada uno de los grandes terratenientes están tomando decisiones, de manera unilateral, que afectan a decenas de miles de personas que habitan en esas zonas. Esta situación es en extremo antidemocrática, se podría sugerir. En algunos casos, una persona puede tomar una decisión por interés propio considerando especialmente lo que dañará menos su tierra… y esta decisión, a menudo está en relación directa a lo que dañaría a decenas de miles de personas porque si su tierra no se inunda aumenta la probabilidad de que la tierra de otra persona sí se inunde. Las dinámicas de poder aquí son muy asimétricas.
Esto casi se siente como un microcosmos del problema más amplio del cambio climático. Sabemos que se avecina el desastre, pero hacemos poco o nada para prepararnos y se deja que los más vulnerables se las arreglen por sí mismos.
La razón por la que el sur del Valle de San Joaquín tiene más retos que otros lugares se debe en parte a que gran parte de la región está controlada por grandes terratenientes agrícolas… quienes tienen un grado de control desmesurado incluso en relación con las agencias estatales o federales. Por lo tanto, no hay mucha supervisión. Si usted posee una gran cantidad de tierra, tiene un enorme poder de injerencia en este momento. Eso no es tan cierto en otros lugares, donde hay un mosaico de propiedad y donde el estado tiene un mayor control, como en las partes del norte del valle. Por supuesto que es una región que es también muy vulnerable a las inundaciones, pero el nivel de organización e intervención estatal es notablemente mayor; mientras que la situación que se vive en la cuenca del Lago Tulare y el Valle de San Joaquín se asemeja más a lo que conocemos como el legendario “Oeste Salvaje”.
Los modelos climáticos predicen que California puede entrar en un patrón meteorológico de El Niño a finales de este año. ¿Qué significa eso en términos de nuestros desafíos actuales?
Hay alrededor de un 80% de posibilidades de que suceda. Actualmente no sabemos qué tan severa será… hay una probabilidad del 40% al 50% de que sea un evento fuerte. Y la relación entre la precipitación de California y un patrón de clima de El Niño fuerte es bastante sólida, especialmente en el centro y sur de California. Lo que significa que si estas probabilidades se cumplen, se aumentarán las posibilidades de otro invierno más húmedo de lo habitual el próximo año. Si nos adentramos en el próximo invierno con las inundaciones existentes en la cuenca de Tulare… eso influirá en esta conversación sobre su destino a largo plazo.