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Las corporaciones reportan márgenes récord de ganancias, mientras que las tasas de inflación están al ritmo más acelerado en décadas. Las pequeñas empresas y los trabajadores de bajos ingresos son los más afectados por la crisis, por el desempleo y el acceso limitado a programas de redes de seguridad. Economistas convocados a una rueda de prensa de Ethnic Media Services el 8 de julio, advirtieron que aunque es poco probable que ocurra una recesión, incluso una superficial seguirá siendo perjudicial para los grupos demográficos más vulnerables.
Un análisis de junio del Instituto Roosevelt encontró que las corporaciones alcanzaron niveles récord de ganancias en 2021, cobrando a los consumidores un 72% más que sus costos de insumos en comparación con el 56% antes de la pandemia.
Y según un informe de abril del Instituto de Política Económica, casi el 54% de la inflación reciente se puede atribuir a las ganancias corporativas, en contraste con la participación del 11, % que las ganancias corporativas tuvieron en el aumento de los precios entre 1979 y 2019. Menos del 8% de la inflación puede atribuirse al aumento de los costos laborales.
“Los directores ejecutivos les dicen a sus inversionistas que el entorno inflacionario actual ha creado oportunidades para extraer más y más de los consumidores mediante el aumento de los precios”, explicó la Dra. Rakeen Mabud, economista jefe de Groundwork Collaborative. “Estas megacorporaciones pueden salirse con la suya con precios agresivos y extractivos porque tienen un mercado dominante y saben más que los consumidores”.
Mabud dio dos ejemplos que muestran la “especulación” realizada por las megacorporaciones. El CFO de Constellation Brands, empresa matriz de la marca de cervezas Modelo y Corona, instruyó a no “dejar ningún precio sobre la mesa”, en estos “tiempos de recesión económica”, sabiendo que sus consumidores, en su mayoría hispanos, iban a ser los más afectados durante la pandemia.
También Visa MasterCard, un duopolio que controla más del 70% del mercado en el que opera, informá que aumentaría la tarifa de porcentaje fijo de cada transacciçn, aunque debido a la inflación, la empresa estaba automáticamente configurada para ganar más dinero.
“Esto afecta a las pequeñas empresas porque no pueden fijar los precios como lo hacen las grandes empresas. Tienen que tragarse esos costos y pasárselos a sus consumidores”, dijo Mabud. “Las pequeñas empresas no pueden competir con el Walmart de la esquina”.
La concentración y consolidación en ciertas industrias -como la oligarquía naviera mundial, tres alianzas que ganaron $53 mil millones el año pasado- han sacudido nuestras cadenas de suministro. Para desalentar la especulación, explicó Mabud, el Congreso debería restablecer un impuesto histórico sobre las ganancias excesivas, y el Departamento de Justicia y la Comisión Federal de Comercio (FTC) podrían tomar medidas enérgicas contra el poder de monopolio.
No es una recesión
Algunos economistas han argumentado que es necesario aumentar las tasas de interés y detener el crecimiento de los salarios para controlar la inflación. Pero los analistas advirtieron que empujar artificialmente la economía a la recesión podría ser catastrófico para los trabajadores afroamericanos y otros grupos marginados que enfrentan altas tasas de desempleo.
“Los salarios no están impulsando la inflación y los trabajadores que se encuentran en la parte inferior de la escala salarial no se han beneficiado del crecimiento del empleo”, dijo Chad Stone, economista jefe del Centro de Prioridades Presupuestarias y Políticas.
Según el informe laboral de junio, aunque la tasa de desempleo sigue en 3,6 %, una señal de que no estamos al comienzo de una recesión, las tasas de desempleo de negros y latinos (6,8% y 4,3% respectivamente) son altas en comparación con las de los blancos.
“Si llega una recesión, será relativamente superficial”, dijo Stone. “Aún así, tenemos grupos demográficos que se ven afectados incluso por una recesión breve y poco profunda… No tenemos programas de red de seguridad social específicos que puedan ayudar a las personas más vulnerables y estamos luchando para obtener algún tipo de política adicional”.
Stone explicó que la última recesión que vivió EE. UU. duró solo dos meses durante la pandemia -abril y mayo de 2020- y que el Plan de Rescate Americano implementado por el presidente Joe Biden, “le dio un impulso a la recuperación”.
Fue precisamente la recesión durante COVID la que afectó a las mujeres, los grupos étnicos y la comunidad LGBTQ más que a la nación en general, ya que muchos de ellos no son elegibles para los programas de redes de seguridad social. Además, las personas indocumentadas rara vez son elegibles para los fondos federales, aunque estados como Nueva York, California, Nuevo México y Oregón crearon fondos para trabajadores excluidos durante la pandemia.
“Nuestro sistema de seguro de desempleo no funciona. Dependemos de curitas”, dijo Alix Gould-Werth, directora de política de seguridad económica familiar en el Washington Center for Equitable Growth. “No tenemos suficiente dinero para pagar los beneficios, así que no estamos preparados para la próxima crisis.” En promedio, los beneficios de desempleo reemplazan solo el 40% del salario de un trabajador.
Gould-Werth argumentó que el sistema de apoyo económico que tenemos es “débil”. Programas como Asistencia Temporal para Familias Necesitadas (TANF), Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), Seguro Social, Seguro de Discapacidad (DI) y Seguridad de Ingreso Suplementario (SSI), entre otros, son muy limitados en su número y disponibilidad. “Muchos o todos ellos solo están disponibles para subpoblaciones específicas, como personas con discapacidad o adultos mayores, y tienden a tener criterios de elegibilidad onerosos”, agregó.
Los expertos coincidieron en la importancia de entender cómo estos cambios en la economía (ya sea inflación o recesión) tienen un impacto directo en las personas más allá de la bolsa, las decisiones de las empresas o las medidas del gobierno.
“Cuando a nosotros nos va bien, a la economía le va bien. Cuando Nosotros somos la economía, la creamos y exigimos”, dijo Mabud de Groundwork Collaborative. “Debemos priorizar la experiencia real de la gente común que vive en este país”, concluyó.