Friday, November 15, 2024
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    La ampliación de Medi-Cal revitaliza a proveedores de medicina callejera en Los Ángeles

    Cambios recientes en la forma en que Medi-Cal ahora paga a proveedores por servicios clínicos y no clínicos prestados ha cambiado las reglas del juego para los proveedores de ”medicina callejera” en Los Ángeles.

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    LOS ÁNGELES – Es un martes cálido y una fila se comienza a formar afuera de Casa Milagrosa, un centro de día para personas sin hogar en las afueras de Korea Town. Entre la multitud se encuentra Wilki Tom, un nativo de Los Ángeles de 68 años, quien ha recibido controles médicos regulares aquí durante los últimos dos años.

    Para Tom y muchos otros, estos servicios de “medicina callejera” son un salvavidas y que, gracias a los recientes cambios en Medi-Cal, ahora son financieramente viables a largo plazo.

    “Las enfermeras me conocen aquí. Ha sido el mismo médico habitual durante la mayor parte del año”, dice Tom, quien compara eso con experiencias pasadas con sus médicos de atención primaria que “rotan constantemente dentro y fuera”, a menudo confundiendo su nombre y apellido.

    “Pasarán de 3 a 4 meses antes de que pueda ver a mi médico de atención primaria”, señala. “Esperé tres años para operarme de la vista. Me operaron de cataratas. Es como si llega un nuevo médico… este es el tercer médico de atención primaria que tengo en dos años, y el nuevo médico no sabe lo que estaba haciendo el anterior”.

    Y añade: “La gente de aquí sabe mi nombre. Me ven todas las semanas. Conocen mi situación y esto me ha motivado para tener mejor cuidado de mi salud”. “Te mantiene alerta porque hay expectativas acerca de uno”.

    Wilki Tom, 68, is a regular at Casa Milagrosa, a day center for LA’s unhoused or unstably housed population. (Credit: Peter Schurmann)

    Ese nivel de conexión entre proveedor y paciente es un sello clave del modelo de medicina callejera, que busca sacar la atención médica del hospital y llevarla a donde están las personas que más la necesitan. En este caso, las más de 75,000 personas en todo el condado de Los Ángeles que no tienen refugio o tienen una vivienda inestable, según el Conteo de personas sin hogar del Gran Los Ángeles de 2024.

    Para muchas de estas personas, tener acceso regular y confiable a la atención médica ha sido tan difícil de lograr como encontrar una vivienda asequible.

    Sin embargo, esta situación puede estar empezando a cambiar, luego de una serie de cambios importantes en el Departamento de Servicios de Atención Médica (DHCS, por sus siglas en inglés). Este departamento, el cual supervisa Medi-Cal, ahora permite a los proveedores de medicina callejera facturar directamente por los servicios que prestan fuera de un entorno hospitalario, lo cual sucede la mayor parte del tiempo.

    Brian Zunner-Keating del Health and Homeless Care Collaborative de UCLA, dice que esto es “algo históricamente inaudito”.

    Los proveedores de medicina callejera tradicionalmente han dependido de la filantropía, un modelo de financiamiento inestable e impredecible. Además, cualquier servicio médico debía prestarse dentro de un centro de atención médica autorizado para poder facturar a Medi-Cal. Las nuevas directrices del DHCS han cambiado ese viejo paradigma, permitiendo que grupos como el de Zunner-Keating continúen e incluso amplíen su trabajo.

    “Estamos realmente agradecidos de tener esa forma sostenible de continuar con nuestro programa”, enfatiza al referirse a los cambios recientes.

    La UCLA gestiona cinco equipos en gran parte del condado de Los Ángeles, desde el Valle de San Fernando hasta el área metropolitana del centro, el sur de Los Ángeles y el lado oeste de la ciudad. Según el DHCS, existen alrededor de 25 programas de este tipo en todo el estado.

    Casa Milagrosa Program Manager Veronica Garcia accepts a gift from one of the center’s guests, Joseph. The center, which opened just over two years ago, serves on average around 180 people per day. (Credit: Peter Schurmann)

    El equipo de Zunner-Keating, el cual visita Casa Milagrosa una vez por semana, actualmente incluye un médico, una enfermera y un trabajador de salud comunitario y tienen planes de agregar dos trabajadores sociales y dos psiquiatras a tiempo parcial.

    Esta expansión de los servicios de salud mental, así como orientación para navegar en el sistema para tener acceso a vivienda y una variedad de otros apoyos, forman parte de lo que se conoce como Administración Mejorada de la Atención (ECM), un nuevo beneficio que ofrece Medi-Cal que cubre una variedad de servicios tanto relacionados con la atención médica y otros servicios.

    Para el personal de Casa Milagrosa, un santuario comunitario para algunos de los más oprimidos de Los Ángeles, significa que ahora pueden facturar a Medi-Cal por estos servicios. “Definitivamente ha impactado a las personas a quienes ofrecemos servicios” afirma la directora del programa Verónica García.

    Uno de esos invitados, es Anthony, un cliente habitual de Casa Milagrosa. Él nació en el Área de la Bahía y ha pasado la mayor parte de su vida adulta en Los Ángeles.

    “La Ciudad se llevó mi coche porque no había renovado el registro”, menciona. “Traté de recuperarlo, pero el banco quería que yo hiciera todos los pagos atrasados y los pagos al lote a donde remolcaron mi coche”. No contaba con el dinero, así que tuve que dejarlo ir. Básicamente, no tengo nada”.

    Al trabajar con los administradores de casa Casa Milagrosa, Anthony pudo obtener una nueva identificación que necesitaba para abrir una cuenta bancaria. “He ido reconstruyendo poco a poco mi vida, tal como era. Y pensé que era importante tener ese cimiento para mi nuevo inicio”.

    Anthony is a regular at Casa Milagrosa, where he says staff have helped him regain his ID and open a new bank account, services that Casa Milagrosa can now bill to Medi-Cal. (Credit: Peter Schurmann)

    Según las nuevas pautas del DHCS, ahora se puede pagar a Casa Milagrosa a través de Medi-Cal por estos servicios.

    “Realmente vi la necesidad de fusionar parte de ese apoyo social con la atención médica”, declara Iliana Ramírez, quien dirige los servicios de ECM como parte del equipo de trabajo de Zunner-Keating, quien pasó años como trabajadora social enfocada en la vivienda en su puesto anterior. “Muchas personas, incluso después de haber sido alojadas, seguían teniendo muchos problemas de salud. Todavía tenían mucho miedo de que los conectaran con un equipo médico”.

    Ella afirma que los servicios recientemente ampliados han “permitido a los proveedores tomarse el tiempo para dedicarlo a un paciente” y poder “conectarse con ellos como seres humanos lo trae grandes avances”.

    Afuera, a Tom le toman la presión arterial. La relación amistosa se hace evidente al intercambiar bromas con el personal. “Se siente genial”, comenta. “Incluso si no pasa nada, me detendré para saludar y dar los buenos días”.

    Zunner-Keating, haciendo eco de la declaración de Ramírez, afirma, “podemos hacer un esfuerzo adicional”, y agregó que con la expansión de Medi-Cal se ha producido “un auge en los equipos de medicina callejera, algo que nos entusiasma mucho pues la necesidad es muy grande en el condado de Los Ángeles y estas carencias no han sido resueltas por muchos años”.

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