Ricardo Corzo Moreno es Teólogo especialista en Iglesias Latinas, y ex presidente del Grupo Multi-Étnico de la Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos. Se desempeñó como director de relaciones latinas para Bread for the World entre 2005 y 2015.
El Rev. Samuel Rodríguez, presidente de la Coalición Nacional de Liderazgo Hispano Cristiano (NHCLC dirigió una oración en la inauguración del presidente Trump en el 2016. Desde entonces se convirtió en un gran aliado y defensor del presidente y el rostro evangélico latino más visible entre los asesores evangélicos de Trump.
A principios del 2020 Trump decidió iniciar su campaña en la mega iglesia El Rey Jesús en Florida, dirigida por el apóstol Guillermo Maldonado, un inmigrante hondureño. Se estima que es una de las 10 iglesias evangélicas hispanas más grandes de los Estados Unidos y se congregan cientos de familias mixtas, tanto ciudadanos, como residentes legales e indocumentados.
La secretaria de prensa de Trump, Kayleigh McEnany dijo al Miami Herald que escoger esa iglesia: “es algo natural porque el apóstol Maldonado es un firme partidario del presidente, lo que refleja el enorme apoyo que tiene el presidente Trump en la comunidad evangélica en general”.
Según reportó el periódico digital Mundo Cristiano el Rev. Samuel Rodríguez, calificó el inicio de campaña de Trump como “brillante”:
“No solo es lógico sino, políticamente brillante, que el presidente inicie el 2020 con el lanzamiento del alcance evangélico de su reelección en una mega-iglesia latina en el estado de la Florida”.
El año pasado, la congresista demócrata de New York Alexandria Ocasio Cortez visito un sitio de detención de inmigrantes en Texas y denunció las condiciones deplorables de encarcelamiento de hombres, mujeres y niños y fustigó duramente al gobierno de Trump por trato inhumano. Días después el pastor Samuel Rodríguez también viajó al mismo centro de detención en la frontera en El Paso. El Rev. Rodríguez defendió al presidente así:
“Solo quería ver lo que realmente estaba sucediendo. Para mi sorpresa, vi algo drásticamente diferente de las historias que escuché en nuestro discurso nacional. Incluso como veterano defensor de la inmigración en los Estados Unidos, me sorprendió la información errónea de la crisis en la frontera”.
En una entrevista con la agencia de noticia EFE sobre las posibilidades de reelección del presidente, el Rev. Samuel Rodríguez declaró en mayo del 2020:
“Una amplia mayoría de los latinos en los EE.UU, respaldara la reelección del presidente Donald Trump y lo harán en porcentajes históricos sin importar la postura antiinmigrante del presidente. Digamos que, si el voto Latino en el 2016 fue significativo, en el 2020 va a ser un voto con esteroides”.
Después de la victoria de Joe Biden y Kamala Harris, y ante las demandas judiciales de Trump, el Rev. Rodríguez guardó silencio en relación al supuesto fraude electoral. Al parecer el Rev. Rodríguez hizo el cálculo político que guardar silencio era conveniente en caso de que las demandas de Trump no lograran revertir el resultado electoral como efectivamente ocurrió.
Y llegó la insurrección planificada del 6 de enero donde una turba instigada por Trump invadió por la fuerza El Capitolio y obligo a suspender la sesión del Congreso que estaba afirmando los votos del colegio electoral. Ese día, cinco personas murieron en la violencia, entre ellos un oficial de la policía que fue atacado por los insurrectos.
En el asalto al capitolio participaron extremistas como los Proud Boys y otros proponentes de teorías de la conspiración como Q-Anon, sin embargo, algo poco reseñado es que algunos asaltantes se identificaron con símbolos cristianos.
Uno de los insurrectos portaba una pancarta que decía: “Un Cristiano Americano Orgulloso” otro ondeaba una bandera blanca con la palabra Ichthys pintada en los colores de la bandera, una imagen de pescado que utilizaron los cristianos de la antigüedad como símbolo de su religión. Ambos ejemplos de símbolos cristianos que algunos participantes en la insurrección utilizaron como justificación en el asalto del edificio símbolo de la democracia estadounidense.
No todos los asaltantes eran cristianos, pero muchos con creencias religiosas conservadoras se han mezclado en forma peligrosa con un cristianismo nacionalista militante en el cual aspectos teológicos y escatológicos han sido manipulados por líderes conservadores en apoyo a Trump.
El sincretismo de la fe evangélica y teorías de la conspiración con el extremismo político es peligroso. Fue evidente el día antes del ataque cuando cientos de simpatizantes de Trump se congregaron cerca del edificio del capitolio para realizar “La marcha de Jericó” una referencia a la narración bíblica sobre el sitio de la ciudad antigua de Jericó bajo el liderazgo de Josué, cuando los israelitas rodearon la ciudad mientras marchaban y tocaban trompetas. Al final de siete vueltas los muros que protegían la ciudad fueron derribados, dice la historia.
En la marcha por Jericó en Washington DC y durante la invasión del Capitolio, varios periodistas describieron los eslóganes de algunos de los que participaron:
“Este es nuestro momento Señor, para recuperar a nuestro país”, “Dios tu eres nuestro escudo y eres nuestra fuerza”,
“Luchamos por Dios y Dios lucha por nosotros”.
En el evento de la marcha de Jericó se invitaba a los asistentes a participar del evento del día siguiente “Stop the Steal”. (paremos el robo). Las autoridades han encontrado videos en las redes sociales de personas que están detenidas en relación a los hechos, donde claramente indican motivaciones religiosas y nacionalistas para participar en el ataque al capitolio.
El Rev. Samuel Rodríguez publico en su cuenta de Twitter un artículo del Christian Post, un medio conservador evangélico, que el primer domingo después del asalto al Capitolio el Rev. Rodríguez predico en la iglesia New Season en Sacramento California -donde es pastor- y le dijo a su congregación:
“América necesita oír un mensaje de arrepentimiento. Todos tenemos que arrepentirnos, aun la iglesia necesita arrepentirse por hacer que la persona que ocupa la Casa Blanca sea más importante que Dios”.
El Rev. Samuel Rodríguez, muestra una actitud hipócrita, tal como advirtió Cristo de aquellos que miran la paja en el ojo de su hermano y no ven la viga que tienen en el suyo. Hace un llamado a la oración y el arrepentimiento en plural a la iglesia evangélica, cuando por cuatro años apoyo a Trump a título individual y se adjudicó una representación a nombre de miles de iglesias y pastores latinos que nadie le otorgó.
En varias entrevistas, Rodríguez ha dicho ser uno de los consejeros del presidente, sin embargo, guardó silencio ante la retórica de odio que culminó el 6 de enero en la segunda invasión al Congreso en la historia del país. La primera fue perpetrada por las tropas inglesas del Rey Jorge III el 24 de agosto de 1814 quienes quemaron completamente el edificio.
Yo tengo un gran respeto por los pastores evangélicos conservadores aun a pesar de diferencias teológicas o políticas, sean republicanos o demócratas. Sin embargo, he perdido total respeto por aquellos que, como el Rev. Samuel Rodríguez, o el Apóstol Guillermo Maldonado permiten que la fe evangélica sea utilizada por una agenda de superioridad blanca, racista y nacionalista.
Estos le otorgaron “cobertura moral” y “representación latina” a Trump a cambio de acceso a la Casa Blanca, fotos con el presidente, y fama política efímera con los medios de comunicación. Y aun después de la irracionalidad y la violencia desatada en los eventos del Capitolio aun guardan un silencio cobarde y no se atreven a denunciar a Trump y sus acciones o a pedir públicamente su renuncia o destitución.
Es tiempo que otros líderes cristianos conservadores denuncien la hipocresía religiosa de sus colegas y que los periodistas revisen bien sus fuentes y no den por cierto todo lo que se les dice en una entrevista o comunicado de prensa.