Esta es la primera de una serie de tres partes sobre el acoso escolar contra los estudiantes negros en las escuelas de Santa Bárbara. Lea la segunda parte aquí.
SANTA BARBARA, Calif. – A veces, el Mes de la Historia Negra puede ser el mes más cruel.
Durante la misma semana de febrero de 2022, en dos escuelas secundarias del Distrito escolar unificado de Santa Bárbara (SBUSD), dos niños negros de 12 años fueron víctimas de penosos episodios de acoso racista.
El SBUSD ha sido demandado por las madres de las víctimas, y acusan a los funcionarios escolares de no hacer más para proteger a sus hijos en una ciudad donde los afroamericanos son desde hace mucho tiempo una minoría extrema.
Esta es una historia plagada de crueles ironías.
En junio de 2020, en respuesta al resurgimiento del movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan), el SBUSD emitió la Resolution in Support of Black Santa Barbara Youth (Resolución en apoyo de la juventud negra de Santa Bárbara), declarando: “No toleramos el odio o el racismo y debemos responder con rapidez y decisión cuando nos encontramos con la intolerancia, la inequidad y prejuicios en nuestras escuelas.”
Menos de dos años después, un estudiante negro de Santa Barbara Junior High fue agredido por compañeros latinos que imitaban el ataque letal de la policía a George Floyd, con las rodillas apretadas contra el cuello de la víctima. A los pocos días, un estudiante negro de La Colina Junior High fue acosado por un estudiante blanco que grabó un vídeo en TikTok con fotos del estudiante y de otros compañeros negros comparándolos con monos y simios. El vídeo, acompañado de una canción ofensiva, desplegaba la palabra con “N” (término despectivo hacia la raza negra).
En su presentación judicial inicial, las madres Leeandra Shalhoob y Katherine McCullough argumentaron que los ataques fueron la culminación de un patrón de intimidación racista a lo largo de los años de sus hijos en las escuelas públicas de Santa Bárbara. Shalhoob dijo que, a pesar de las declaraciones del distrito, los funcionarios escolares supuestamente reconocieron: “No sabemos cómo lidiar con esto”.
Los estudiantes negros representan menos del 1% del alumnado del SBUSD, que es mayoritariamente latino (61%), seguido de estudiantes blancos (31%). Los asiático-americanos y de las islas del Pacífico, los nativos americanos y los estudiantes de dos o más razas representan el resto.
Shalhoob y McCullough presentaron inicialmente una demanda contra el distrito escolar en agosto de 2022 en la que pedían una reforma de las prácticas del SBUSD y una compensación por el daño causado a sus hijos. Los esfuerzos de mediación fracasaron en diciembre de 2022. En febrero de este año, presentaron una demanda en el Tribunal de Distrito de Estados Unidos contra SBUSD. Se solicitó especificación de los daños y un juicio con jurado. El caso sigue pendiente.
Las madres alegan que, a pesar de que las escuelas eran conscientes del acoso racista, los profesores y los administradores fallaron al no intervenir, no protegieron a sus hijos, no informaron adecuadamente a los padres ni proporcionaron un apoyo rápido y eficaz a sus hijos.
“Es difícil poner precio a querer que alguien haga algo bien”, dijo Shalhoob. “Tuve que aprender que a menudo el cambio viene cuando alguien siente que tiene que pagar por lo que hizo mal”.
Y continuó: “Pero más que nada, simplemente no quiero que nadie en el Distrito escolar unificado de Santa Bárbara pueda decir: “No sabía qué hacer”.
Poco después de los ataques, McCullough dijo que Gateway Educational Services, un centro de aprendizaje sin ánimo de lucro dirigido por mujeres negras, y Healing Justice Santa Barbara, una organización sin ánimo de lucro también dirigida por mujeres negras, organizaron esa primavera a padres y niños para que hablaran en las reuniones del consejo escolar sobre el racismo anti negro sin control en el SBUSD.
McCullough dijo: “Había un sentimiento de indignación generalizada por la falta de transparencia.”
Además de las quejas de otros padres en las reuniones del consejo escolar, los alumnos hablaron de la frecuencia con que sus compañeros les llamaban con nombres racistas, de cómo se sentían al ver insultos racistas escritos en las superficies de los vestidores, de cómo se burlaban de ellos por su aspecto físico y les comparaban con animales.
En respuesta al clamor público, la presidenta del consejo escolar, Wendy Sims-Moten, presionó al distrito para que realizara una auditoría independiente del clima racial de las escuelas.
El distrito contrató a un auditor independiente para realizar la evaluación mediante encuestas y 24 grupos de discusión. Participaron en el estudio 585 empleados del distrito y de la escuela, 888 familias y cuidadores y 4,694 alumnos. En el momento de la auditoría, de octubre de 2022 a febrero de 2023, había unos 12,500 niños matriculados en el distrito.
Entre los hallazgos clave del informe de abril de 2023: los estudiantes dijeron que el personal de la escuela ignoraba y, por lo tanto, normalizaba el acoso racista. “Es bastante normal venir a la escuela y sentir que hoy va a ser un día racista”, comentó un estudiante en un grupo focal. “Los alumnos se meten en problemas por decir insultos, pero no por usar la palabra con N”, añadió otro.
El personal dijo que no tenía una orientación clara sobre cómo manejar los incidentes racistas. “El personal de Santa Bárbara declaró que su reacción inmediata en respuesta a un encuentro directo o indirecto con el racismo era informar del suceso a un administrador o supervisor en funciones, en lugar de reservar un espacio para actuar como primera línea de defensa contra el racismo y la antinegritud”, señala el informe.
Shevon Hoover, que afirma que los incidentes racistas contra los negros son “eventos que suceden todos los años”, para su hijo en los últimos seis años, lo cual le ayudó a organizar la campaña para la encuesta sobre el clima escolar. “Creo que los únicos realmente sorprendidos fueron el distrito escolar y los administradores y, francamente, los profesores blancos, que están completamente desconectados”, dijo Hoover.
Alrededor del 67% de los profesores del SBUSD son blancos. Según el resumen de un grupo focal de profesionales de la escuela, muchos “expresaron su incertidumbre sobre si su raza o blancura les califica o descalifica como individuos capaces de liderar esfuerzos antirracistas y pro-negros en el distrito.”
Desde la publicación del informe, el distrito ha estado trabajando en varias reformas, incluyendo una aplicación (app) donde los estudiantes pueden presentar informes en el momento en que algo sucede y el entrenamiento del personal sobre cómo efectivamente “reconocer, responder y reportar” ofensas racistas cuando suceden.
“Ahora tenemos una política”, dijo Sims-Moten. “Tenemos un comité de supervisión que nos está ayudando a orientar muchas de las políticas y las respuestas. Y, por primera vez, contamos con un procedimiento que explica cómo responder. Y también cómo hacer un seguimiento de las familias para que no se sientan desamparadas cuando se producen estos incidentes”.
Sin embargo, para Shalhoob y McCullough, estos esfuerzos son demasiado escasos y llegan demasiado tarde.
El hijo de McCullough, que padece dislexia y ansiedad, ha luchado contra una grave depresión desde el vídeo racista de TikTok. Ella declaró que su condición ha cambiado la dinámica familiar que tiene a todos a la expectativa, “porque sabemos que no está cien por ciento mental y emocionalmente estable debido a los efectos de esta situación.”
Dos años después, el niño que publicó aquel vídeo devastador y el hijo de McCullough continúan estudiando en la escuela secundaria de Santa Bárbara así como también lo están el hijo de Shalhoob y los chicos que le acosaron.
“Hay un pasillo principal en la Escuela Secundaria Santa Bárbara y durante un par de semanas mi hijo estuvo evitando caminar por el pasillo principal porque los chicos decían: ‘No puedo respirar’ (‘I can’t breathe’) cuando pasaba”, dijo Shalhoob. “Y aún así nadie hace nada”.
Lo peor de todo es que Shalhoob siente que le ha fallado a su hijo.
“Siento que se le ha enseñado que, aunque ese adulto te quiera a muerte y quiera mejorar las cosas para ti, también se le ha enseñado, —y pide una disculpa por usar una expresión vulgar en inglés—para referirse a lo estropeado que está el sistema”.
La idea de que los profesores necesiten una formación especial sobre cómo proteger a los niños negros de situaciones obviamente perjudiciales, como que se refieran a ellos con la palabra que todo el mundo sabe que es tan mala que tiene su propio eufemismo o que se le reste importancia al acto de que alguien se arrodille en el cuello de una persona como “horsing around” (hacerse el chistoso), la enfurece.
“Creo que eso es lo que más rabia me ha dado, porque no creo que haga falta un entrenamiento especial para enfrentarse a este tipo de situaciones”, afirma. “Basta con ser humano.”