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Nota del editor: El 29 de mayo, los colombianos acudieron a las urnas, cerrando la primera ronda de elecciones en la carrera presidencial de la nación sudamericana. Los resultados sitúan al candidato populista Rodolfo Hernández, al que muchos han comparado con el expresidente estadounidense Donald Trump, frente al izquierdista Gustavo Petro. Ambos candidatos suponen una ruptura con las casi dos décadas de control del expresidente derechista Álvaro Uribe, que hasta ahora ha actuado como un rey de facto en el ámbito político del país. Pero ahí acaban las similitudes, ya que los dos candidatos ofrecen visiones muy divergentes del futuro de Colombia.
Los colombianos acudieron a las urnas por segunda vez en tres meses la semana pasada, poniendo fin a la primera ronda de la carrera presidencial del país, que ya ha creado un nuevo paradigma para el sistema de partidos de Colombia. La segunda vuelta promete ser un final de fotografía.
Por eso es importante.
El 55% de las personas con derecho a voto participaron en la primera vuelta -un 10% más en proporción que en la primera vuelta de hace cuatro años- y rechazaron rotundamente a los partidos tradicionales que han gobernado Colombia hasta la fecha.
Entre ellos, el primer y segundo candidato, Gustavo Petro, del Pacto Histórico de centroizquierda, y Rodolfo Hernández, de la populista Liga Anticorrupción, obtuvieron el 68,5%. Junto con los votos registrados por el cuarto candidato, Sergio Fajardo, que representa a la centrista Coalición por la Esperanza, los candidatos que ofrecen a los colombianos una clara ruptura con la política tradicional obtuvieron algo menos del 73% del total de los votos emitidos.
Esto representa un cambio sísmico en la lealtad política y promete provocar una reconfiguración completa de los partidos políticos tradicionales de Colombia en el futuro. Mucho menos claro está qué tipo de cambio elegirán los colombianos en la segunda vuelta, prevista para el 19 de junio.
Aunque Gustavo Petro duplicó su votación con respecto a 2018 y fue el claro ganador durante las votaciones del 29 de mayo con una ventaja del 12%, los analistas políticos coinciden en que se ha acercado peligrosamente a su techo electoral.
Rodolfo Hernández, por su parte, ha logrado un enorme impulso político en los últimos 15 días. Se presenta como un empresario de éxito y un outsider político comprometido con la lucha contra la corrupción, y es probable que Hernández se lleve la mayor parte de los votos restantes, ya que los partidos tradicionales le apoyan para bloquear la primera presidencia de centroizquierda de Colombia.
El mayor perdedor de anoche fue el favorito del expresidente Álvaro Uribe, Federico Gutiérrez. El candidato de centroderecha de la coalición Equipo por Colombia sólo obtuvo un 24% de los votos, muy por detrás de Rodolfo Hernández. Se prevé que se enfrente a Gustavo Petro en la segunda vuelta como el candidato mejor situado para continuar la política de derechas de Álvaro Uribe, que tanto ha dominado Colombia en los últimos 20 años.
Federico Gutiérrez ya ha prometido su apoyo político a Rodolfo Hernández. Se prevé que el cuarto clasificado, Sergio Fajardo, haga lo mismo.
Esto deja el resultado de la segunda vuelta muy abierto, con un probable final de fotografía para el candidato ganador. El ganador tiene menos de tres semanas para convencer al mayor número de votantes indecisos de que su marca de cambio es la que más necesitan los colombianos, aunque para ello tendrá que acercarse a los partidos tradicionales para cruzar la línea de meta del 50%.
Rodolfo Hernández, el autoproclamado “Rey del Tik Tok”, parece ser el mejor posicionado para hacerlo, dado que su estrategia de campaña autofinanciada se ha basado casi exclusivamente en las redes sociales. Esto le da la mayor ventaja con los votantes indecisos, ya que puede seguir apelando a ellos directamente sabiendo que puede dar por sentado el apoyo de los partidos tradicionales anti-Petro. La única esperanza de Petro es acercarse a los votantes ausentes del centro, a los partidarios de Sergio Fajardo y a la dirección del tradicional Partido Liberal de centro, pero en el proceso podría arriesgarse a perder parte de su credibilidad como bastión de los votantes antisistema de Colombia.
Algo que no ha cambiado y es poco probable que lo haga en un futuro próximo es la profunda división geográfica de Colombia. La división bidireccional que tan profundamente polarizó al país durante el referéndum del acuerdo de paz de 2016 ha reaparecido en estas elecciones.
El mapa electoral que muestra la última ronda de votaciones tiene un asombroso parecido con el que se produjo hace seis años, cuando la periferia más pobre de Colombia -compuesta por las regiones más afectadas por más de 50 años de conflicto armado- votó abrumadoramente para aprobar el acuerdo. El interior de Colombia, más pacífico y próspero (con la notable excepción de Bogotá), rechazó el resultado de las negociaciones de La Habana.
Esta vez, Petro, que se ha comprometido a aplicar plenamente el acuerdo de paz, ganó en todas las regiones colombianas más sensibles al conflicto, mientras que Rodolfo Hernández, que ha guardado absoluto silencio sobre el tema durante su campaña, dominó el núcleo central del país.
La única excepción al dominio de Hernández en el interior fue en el departamento de Antioquia, patria y epicentro político del expresidente Álvaro Uribe, feroz opositor de Gustavo Petro y del acuerdo de paz.
Dada la presencia de Gustavo Petro durante décadas en la política colombiana, Rodolfo Hernández puede tratar de asumir el papel de outsider de cara a la segunda vuelta, y de esta forma reflejar mejor el actual estado de ánimo antiestablishment de la mayoría de los colombianos.
En las últimas tres semanas, mucho dependerá de la capacidad de ambas partes para llegar a los votantes flotantes y convencerlos de que su versión del cambio es la que mejor refleja el futuro.
Este artículo ha sido elaborado en colaboración con Global Exchange y Península 360. David Huey es un consultor independiente que trabaja en temas de construcción de paz y democracia en Bogotá, Colombia. (Imagen superior: Un partidario del candidato presidencial de izquierdas Gustavo Petro en Colombia. Crédito: Manuel Ortiz Escámez)