SAN FRANCISCO – Hace dieciocho meses, Margeret Wilson salió de la cárcel. Wilson es madre de cinco hijos y está legalmente ciega. Ella se enfrentaba al inimaginable reto de reconstruir su vida y la de su familia tras su encarcelamiento.
La reciente ampliación de los servicios de Medi-Cal significa que las mujeres como Wilson pueden acceder ahora a una gama más amplia de recursos mientras se enfocan en recuperarse y lograr un equilibrio en sus vidas.
“En 2021 me arrestaron”, nos relata Wilson. “Después de salir bajo fianza, entré en este programa”, continúa, refiriéndose a Cameo House, un programa residencial para mujeres en proceso de reincorporarse a la sociedad y reunirse allí con sus hijos que habían sido situados en un edificio de apartamentos en el distrito, del que no brindan detalles, el Distrito de la Misión en San Francisco.
“Este lugar demuestra que no todas las personas que son encarceladas son sólo un pedazo de papel o simplemente alguien que no vale nada”, añade.
Actualmente matriculada en el Chabot Community College de Oakland, Wilson trabaja para obtener su Licenciatura en Sociología. También trabaja como embajadora de viviendas de transición en la organización sin ánimo de lucro Five Keys (cinco llaves), que gestiona refugios y centros de orientación para personas sin hogar en los condados de San Francisco y Alameda.
Wilson, quien reside en Cameo House con su hijo menor desde que fue puesta en libertad, se unió el miércoles a una reunión de representantes de organizaciones comunitarias, periodistas de medios de comunicación étnicos y otras mujeres excarceladas que compartieron sus historias personales de trauma y dolor, pero también de esperanza y sanación.
El evento, organizado por Ethnic Media Services en colaboración con el Departamento de Servicios Sanitarios (DHCS), puso de relieve la gama de servicios sanitarios que ahora están disponibles en el marco de Medi-Cal para mujeres, niños y familias en proceso de reinserción.
Casi un millón de mujeres en Estados Unidos están actualmente bajo el sistema de justicia penal, alrededor del 10% de ellas están detrás de rejas y el resto en libertad condicional o vigilada. La mayoría son mujeres de color.
En California, hay alrededor de 3,900 mujeres cumpliendo una condena, de acuerdo a cifras recientes. También es poco claro cuántas mujeres están actualmente en libertad condicional. En todo el estado, unas 458,000 personas están detrás de rejas o están sometidas de algún modo al sistema judicial penal.
Los datos sobre la salud de las mujeres encarceladas bajo el sistema de justicia muestran un panorama alarmante: la mayoría tiene al menos un hijo y son supervivientes de abusos o traumas infantiles. Muchas se enfrentan también a la amenaza constante de la violencia doméstica. Las mujeres encarceladas también presentan tasas más elevadas de trastornos mentales y consumo de sustancias que su contraparte masculina.
“Estoy trabajando en mi rehabilitación”, dice Shannen Curlin, quien es madre soltera y actual residente de Cameo House. “Me faltan un par de semanas para cumplir dos años. Sólo intento poner mis prioridades en orden, ir a la escuela, mejorar mis antecedentes, tratar de enderezar mi camino y volar de acuerdo a la ley”.
Curlin vive con su hijo de 10 años.
“Me acogieron y permitieron que mi hijo viviera aquí conmigo. Me ayudaron a terminar la preparatoria y a empezar la universidad. También me apoyaron para limpiar mi antecedente de DUI (Conducir bajo la influencia) y mi expediente. Me alentaron para que me asegurara de ir a mis grupos y de que participara activamente para mejorar mi salud mental y mi recuperación”.
A partir de 2023, California se convirtió en el primer estado del país en ofrecer servicios sanitarios subvencionados por el gobierno federal a jóvenes y adultos encarcelados hasta 90 días antes de su puesta en libertad. La Iniciativa para Implicados en la Justicia (Justice-Involved Initiative), destinada a facilitar el proceso de reinserción, forma parte de una ampliación más extensa de los servicios de Medi-Cal basada en una “visión de la asistencia sanitaria que no se queda en los hospitales, sino que va a las comunidades para acortar la brecha”, afirmó Sandy Close, directora del Servicio de medios étnicos, EMS.
“Especialmente para las personas que nunca han tenido acceso a la asistencia sanitaria”.
Para las mujeres presentes en la conferencia de prensa del miércoles, la vivienda era el problema número uno, que no suele estar relacionado con la salud pública. Y, sin embargo, las personas afiliadas a Medi-Cal pueden recibir ahora servicios de orientación en materia de vivienda que son cubiertos como prestación del programa.
“Mi médico me derivó a un gestor de casos”, explica Wilson. “Porque ayudan con la vivienda. Así que conocí a esta persona… y fue él quien me hizo saber que mi Medi-Cal estaba inactivo, y que tenía que ocuparme de esto porque es lo que paga todos los servicios.”
Wilson compartió que desde entonces se ha seguido reuniendo con su gestor de casos mientras se prepara para su transición fuera de Cameo House.
Tina Curiel dirige las comunicaciones del Centro de Justicia Juvenil y Penal, el cual gestiona Cameo House. “Es uno de los únicos programas de alojamiento alternativo a la condena de San Francisco en el que pueden vivir mujeres y niños y durante tanto tiempo. Es único en ese sentido”.
A la fecha, las residentes -alrededor de 15 mujeres y sus hijos- pueden permanecer hasta 18 meses.
“Para escuchar las estadísticas de mujeres y niños, hay como unas miles por cada cama disponible en San Francisco”, señala Curiel. “Este tipo de programas está ridículamente corto de recursos”.
También intervinieron Janelle Buccat, directora del Programa de Formación en Terapia Ocupacional de San Francisco, y Michelle Álvarez, directora de programas en el Instituto Familiar de la Raza.
Álvarez describió cómo su organización utiliza el dinero de Medi-Cal para financiar “actividades de bienestar” para familias con bajos ingresos, como excursiones en kayak por la bahía de San Francisco y visitas al cercano bosque de Muir Woods.
Para las familias y niños “que luchan contra la ansiedad, la depresión o la preocupación por cómo pagar el alquiler”, y añade, estas actividades son un bálsamo para su bienestar mental.
Charity Harris es directora de programas de Cameo House. “Esta es una segunda familia para mí”, dijo a los presentes. “Este trabajo me dio un propósito en un momento de mi vida en el que lo había perdido”.
Y continuó: “Ver el impacto del sistema de justicia penal en estas familias me inspiró a asumir el reto”.