Friday, November 15, 2024
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    Elecciones 2020: 48 millones de estadounidenses han sido purgados de la lista de votación

    Clockwise from top left: Nathaniel Persily, Healthy Elections Project, Stanford University; Karthick Radakrishnan, Founder and Director, AAPI Data; Andrea Miller, Founder, Reclaim Our Vote; Terry Ao Minnis, Senior Director of Census and Voting Programs, Asian Americans Advancing Justice | AAJC

    Más de 16 millones de estos votantes son inmigrantes o negros. El cambio a la votación por correo a causa de la pandemia y la falta de una fuerza joven de trabajadores electorales que esté menos expuesta al virus, solo complica el derecho al voto para estas comunidades. 

    Por: Jenny Manrique

    Más de 16 millones de electores de razas diferente a la blanca que estaban registrados para votar en los comicios del 3 de noviembre, fueron purgados de las listas electorales sin saberlo, lo que les impedirá ejercer su derecho al voto. Un total de 48 millones de estadounidenses en total han sido dados de baja de acuerdo con la listas de votaciones estatales.

    La cifra la compartió Andrea Miller, fundadora de la campaña ‘Reclaim Our Vote’ con sede en Virginia, que trabaja en estados donde la supresión continua de votantes es una de las técnicas para privar de derechos electorales a las comunidades más subrepresentadas. Durante una conferencia organizada por Ethnic Media Services, Miller contó que los lugares más preocupantes son Alabama, Arizona, Carolina del Norte, Mississippi, Georgia, Texas, Florida y Carolina del Sur, estados que sumados recogen 133 votos electorales para elegir presidente.

    En Texas por ejemplo, donde el 34% son votantes no blancos y una mayoría es hispana, más de 5 millones de personas fueron desactivadas de las listas de votación por una regla que indica que después de dos elecciones generales, si los electores no han votado, serán removidos. En Arizona, donde el 16% de los votantes son hispanos, más de 1 millón de personas también fueron removidas e inhabilitadas para votar, a pesar de que hay una lista permanente de votación temprana.

    “Estas reglas no son nada progresistas”, dijo Miller. “Muchos de estos estados tienen estrictos requerimientos de tarjeta de identificación con foto, o no permiten el registro el mismo día de la votación… otros no tienen registro automático y la gente cree que con registrarse una vez ya lo ha hecho para siempre”.

    Estos números se suman al tamaño reto que supone la celebración de elecciones en medio de la pandemia del COVID-19, en un momento en que los electores no blancos representan una proporción creciente del potencial electoral. Las disfunciones tradicionales del sistema electoral amenazan aún más el acceso a las urnas de estos votantes, inmigrantes y negros. 

    De acuerdo a Nathaniel Persily,  profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad de Stanford y director del Proyecto Elecciones Saludables (Healthy Elections Project en inglés), los estados se enfrentan al desafío de mover 60 millones de personas a un sistema de votación por correo, al que no están acostumbrados, en menos de dos meses.

    “Los estados deben impulsar el voto por correo donde sea posible y modernizar los lugares de votación con las distancias requeridas para evitar riesgos (del coronavirus) para votantes y trabajadores”, dijo Persily. “Casi todas las jurisdicciones tendrán una mezcla de los dos (modelos)”.

    En estados como Oregon, Washington, Utah, y Colorado la votación por correo ya funciona para todos los habitantes pero este proceso les tomó muchos años. California, Nevada y New Jersey se están moviendo rápidamente a ese esquema de cara a los comicios de noviembre. Pero en los estados indecisos, eso no es tan claro.

    Aunque el Congreso aprobó 400 millones de dólares para estas elecciones, esto no representa ni el 10% de lo que se necesita para adelantar votaciones en medio de una pandemia.

    Reconociendo que en las comunidades de color, muchos preferiran ir a las urnas el mismo 3 de noviembre, la escazes de trabajadores electorales es algo que los expertos destacaron como un factor de preocupacion. El promedio de edad de quienes trabajan en los puestos de votación, es 61 años, un grupo en alto riesgo de contagio para el COVID-19. No hay suficientes equipos de protección personal (PPE en inglés) para mantener a estos trabajadores seguros así que muchos adultos mayores han optado por no laborar este año en las urnas. 

    Lebron James y otras figuras del deporte están impulsando el uso de estadios como centros de votación para mantener el distanciamiento social: el Dodger Stadium en Los Ángeles y el State Farm Arena de Atlanta Hawks, ya están siendo adecuados para tal fin. 

    Tanto condados como organizaciones no gubernamentales están promoviendo la iniciativa Power the Polls, para que una fuerza más joven y más diversa que sea más hábil tecnológicamente y pueda ayudar con las barreras del lenguaje para votantes, se inscriba para trabajar en las urnas el día electoral. La jornada puede durar más de 12 horas, anticipando largas filas como ya se ha visto en las primarias de Milwaukee, Georgia y Nevada. El pago que reciben es de entre $100 y $300 dólares según estado.    

    “No sabemos cómo será el estado del virus en los meses previos a la elección”, observó Persily. “Hay una extensiva polarización sobre el voto por correo a nivel nacional y esto no ayuda a la percepción de fraude, que en todo caso es mucho más grande que la realidad”.

    Louis DeJoy, recientemente nombrado por Donald Trump como director general de Correos de Estados Unidos (USPS en inglés), redujo las horas normales y extraordinarias de servicio postal, lo que complica cumplir con la fecha límite para el recuento de votos. Persily anticipa que se necesitarán más días para conocer los resultados de la elección por lo cual no se sabrá quién fue elegido presidente el mismo 3 de noviembre.

    Invitar a votar 

    Para movilizar a las comunidades inmigrantes a las urnas, los activistas han visto restringida la interacción en persona con potenciales votantes por causa del coronavirus. Mucha de la propaganda electoral se redujo a panfletos, videos institucionales, llamadas telefónicas y anuncios en medios étnicos.

    Una encuesta de AAPI Data hecha a los estadounidenses de origen asiático, a los nativos de Hawái, y a los isleños del pacifico encontró que estos métodos “tienden a ser menos efectivos” frente a la conversación cara a cara a la hora de invitar a votar. 

    La encuesta también encontró que al 16 de agosto, el 54% de los asiático-americanos dijo que estaba a favor del candidato presidencial demócrata Joe Biden, mientras que el 29% apoyaba a Trump. El 16% respondió estar indeciso.

    “Aunque los asiático-americanos son menos en los estados indecisos, hay elecciones congresionales importantes en las que la población AAPI puede voltear distritos”, dijo Karthick Ramakrishnan, fundador y director de AAPI Data. “Tenemos que hacer un esfuerzo de divulgación mayor porque el riesgo de privación del derecho a votar es más grande que cualquier riesgo de fraude, pero las interpretaciones erróneas sobre el fraude van a reducir el número de votantes”.

    Los panelistas coincidieron en que otras barreras como la complejidad de los materiales de votación, la falta de boletas electorales en diversos idiomas, o la ausencia de asistentes bilingües en los puestos de votación, han sido históricamente factores que complican esta participación. 

    Durante las primarias fue evidente el subconteo de votos en comunidades de color, por errores en el envio de las boletas electorales, como firmas que no coincidian con las que tiene en su registro el Departamento de Vehiculos Motorizados (DMV en ingles), o simplemente votos en ausencia sin firmar. 

    Ramakrishnan recomendó compartir con estas poblaciones el impacto de estas políticas en específico a través de “voceros de confianza” y mensajes de colaboración entre funcionarios electorales y “expertos culturales de la comunidad”.

    “Alentamos a convocar reuniones remotas con sus comunidades. Ahora más que nunca, nuestra comunidad quiere conectarse y ser escuchada”, puntualizó.

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