Aunque el verano está terminando en California, el calor extremo sigue empeorando a largo plazo. En una reunión informativa por la agencia EMS celebrada el 26 de septiembre, organizaciones estatales y comunitarias compartieron cómo se están adaptando en la práctica.
El cambio climático se ha convertido en caos climático
Braden Kay, director del Programa de Calor Extremo y Resiliencia Comunitaria de la Oficina de Planificación e Investigación del Gobernador de California, inició la sesión informativa con una visión general de los esfuerzos en todo el estado, los cuales son publicados a detalle que en el portal de internet heatreadyca.com.
Aunque el estado fue librado en gran medida del calor récord que afectó a todo el planeta, subrayó que “los efectos del calor, incluidas las muertes y enfermedades relacionadas con el calor, no sólo se producen únicamente en los días en que aparecen en primera plana; incluso estamos empezando a verlos en invierno”.
Kay afirmó que, a medida que se intensifican las olas de calor, para proteger a los californianos -especialmente a los más vulnerables al calor, como los niños, los ancianos, las personas con discapacidad, las personas que trabajan al aire libre y aquellas que no tienen vivienda- “tenemos que hablar del calor y prepararnos para éste no sólo en pleno verano, sino también desde la primavera hasta el otoño, o el ‘segundo verano'”.
Uno de los principales retos del cambio climático “es que no es sólo un cambio, es un caos”, añadió. “A menudo, la gente dice: ‘Dijiste que iba a hacer calor, pero este verano ha hecho menos calor’. No es un camino lineal que cada verano vaya a ser más caluroso; el clima va a ser más impredecible”.
Desafíos climáticos desiguales
A medida que el clima se vuelve más impredecible, también lo son sus repercusiones, afirma la Dra. Maggie Park, responsable de salud pública del condado de San Joaquín.
El condado tiene unos 750,000 habitantes. Aunque el 88% del territorio es rural, dijo Park, “sólo el 8% de nuestra población vive en esas zonas rurales”.
Al describir los efectos desiguales del caos climático en las poblaciones más vulnerables, la Dra. Maggie Park, responsable de salud pública del condado de San Joaquín, afirmó: “Incluso dentro de una misma ciudad, los desafíos frente al cambio climático son desiguales.
Los barrios de bajos ingresos con mayor población negra, hispana y asiática experimentan significativamente más calor urbano que los barrios más acaudalados y predominantemente blancos, porque los grupos minoritarios y de bajos recursos viven en zonas con más edificios, concreto, densidad de población, menos vegetación, menos árboles, menos superficies que absorben el calor.”
Esta carga desigual recae especialmente en las personas sin hogar, de las cuales 2,319 viven en el condado de San Joaquín – de las cuales 1,355 sin techo – desde 2022.
Como muchas personas, que carecen de vivienda, no quieren dejar sus carpas y sus pertenencias para ir a un centro de enfriamiento para refrescarse, dijo Park, el personal de salud pública del condado se ha acercado a ellos para proporcionar botellas de agua congelada, unidades móviles de ducha, e información sobre el almacenamiento seguro de alimentos, el reconocimiento de los signos de enfermedades relacionadas con el calor y consejos para refrescarse.
Para los trabajadores agrícolas inmigrantes, otra población especialmente vulnerable, Park dijo que el principal reto al que se enfrenta su personal -y que está superando- es conseguir “que los materiales y la educación sobre el calor se traduzcan a sus lenguas indígenas.”
Alcance comunitario
De acuerdo a Inés Ruiz-Huston, vicepresidenta de Programas Especiales y Participación Cívica de la organización comunitaria El Concilio, con sede en Stockton, los mensajes multilingües acerca del calor son fundamentales para llegar a toda la comunidad.
Tanto la difusión a través de medios sociales, como la divulgación en persona de puerta en puerta, han sido fundamentales para llegar a aquellas personas “que van a trabajar muy temprano por la mañana, quienes pudieran perderse las noticias matinales sobre las condiciones de calor que prevalecerán y cómo pueden mantenerse a salvo”, añadió.
“El método más eficaz es el trabajo en la práctica sobre el terreno “, afirma. Especialmente para las familias “que temen utilizar el aire acondicionado debido a los altos costos o a los cortes de electricidad”, explicó. El Concilio centra sus mensajes multilingües en los centros de enfriamiento disponibles y en el transporte para llegar a estos lugares.
Ruiz-Huston subrayó que también es fundamental saber a quiénes está llegando el mensaje. Cuando se trata de mantener segura a una comunidad, “los folletos no bastan. ¿Qué hay que hacer? Encontrar a los portavoces que representan a cada barrio. Esa persona que conoce todo sobre la comunidad es la primera en comunicarle a todos lo que está pasando”.
Historias de éxito
Patrizia Hironimus, Directora ejecutiva del Consejo medioambiental del condado de Butte, compartió historias de éxito de ayuda comunitaria para enfrentar al calor y señaló la gran cantidad de sobrevivientes de incendios forestales y de estudiantes universitarios que están activos en la lucha en pro del medio ambiente que hay en el Condado de Butte.
Los talleres de climatización de viviendas y de concienciación sobre el calor extremo -en los que estos estudiantes y otros miembros de la comunidad aprenden a utilizar materiales domésticos como el cartón para desviar el calor y hacer rebotar la luz en las ventanas- han sido una forma especialmente eficaz de promover la resistencia al calor, afirmó.
Hironimus añadió que la mejor forma de acercarse a los sobrevivientes de incendios forestales, que han perdido acceso a recursos de resiliencia climática, como el aire acondicionado, ha sido a través de recursos que estas personas utilizan, como despensas de alimentos (food pantries) y mercados locales de productores agrícolas (farmer’s markets).
Sin embargo, cuanto peor es el calor, más difícil resulta contactar a estas personas: “Si la temperatura amiente en un mercado es de 105 grados, el pavimento estará por encima de 110 y no podemos poner tener una mesa para ofrecer recursos. No podemos advertir a la gente de las señales de peligro en situaciones de calor exremo porque resulta contradictorio (disonancia cognitiva), si estamos diciendo ‘No estés aquí fuera'”.
Personas con alguna discapacidad y adultos mayores
Susan Henderson, Directora ejecutiva del Disability Rights Education and Defense Fund (Fondo para la educación y defensa de los derechos de los discapacitados), afirma que las personas mayores y discapacitadas son una población muy vulnerable al calor.
De una a cuatro personas en EE.UU. tiene alguna discapacidad “y una gran parte de ese número son personas mayores, ya que prácticamente todos envejecemos hacia la discapacidad”, dijo.
El acceso a una vivienda segura y con aire acondicionado es clave para proteger a las personas discapacitadas y a los ancianos de los efectos del calor extremo, prosiguió Henderson, al igual que el transporte a recursos como centros de enfriamiento y hospitales, y tener fuentes de electricidad de reserva en caso de cortes.
Sin embargo, incluso cuando se dispone de recursos para enfrentar el calor extremo, “las personas con alguna discapacidad y los adultos mayores con ingresos fijos a menudo tienen que asumir estos costos y tienen que elegir entre el pago de la electricidad y otras necesidades básicas”.
La clave para superar esta situación mediante las auditorías de accesibilidad a los recursos comunitarios, explica: “Para hacer adaptaciones, hay que preguntar qué es lo que necesitan y cómo lo necesitan a las personas con alguna discapacidad”.
