El 31 de octubre, la Corte Suprema tratará dos casos que determinarán el futuro de la acción afirmativa. La organización Students for Fair Admissions (SFFA) ha demandado a la Universidad de Harvard y a la Universidad de Carolina del Norte (UNC) por tener en cuenta la raza en su proceso de solicitud. Además, la SFFA dice que las políticas de admisión de Harvard discriminan a los/as solicitantes asiático-americanos/as.
Edward Blum, activista conservador, creó la SFFA, y afirma que su organización sin ánimo de lucro tiene 22,000 miembros que fueron rechazados incorrectamente por las universidades que usan criterios basados en la raza para evaluar a los posibles futuros estudiantes. Ninguna de las 22,000 supuestas víctimas de Blum ha atestiguado. Sin embargo, una de ellas fue descrita, aunque no nombrada, en el caso de Harvard como un/a estudiante chino/a con madre y padre inmigrantes de primera generación, con resultados perfectos en los exámenes y el mejor promedio de calificaciones de su clase de 460 alumnos.
En 2022, la UNC recibió 43,500 solicitudes para una clase de primer año de 4,325. La UNC rechazó a 40,000 solicitantes. A ese ritmo, si tenemos en cuenta a las dos mejores docenas de escuelas, los/as 22,000 estudiantes de Blum representan tan solo el 2% del total de rechazos. Ese número baja a un insignificante 0.0055 por ciento entre las 100 mejores universidades.
Esto no es un gran problema, dicen quienes defienden la acción afirmativa, especialmente dado el hecho de que Harvard y UNC argumentan que la raza en sus admisiones crea diversidad en el campus. La Corte Suprema ha sostenido que ese ha sido el objetivo legítimo desde el caso Bakke en 1978, en el que los jueces rechazaron las cuotas de admisión racial, pero abrieron la puerta a la lógica moderna de la diversidad que ratificó la Corte en Grutter v Bollinger: “La Cláusula de Igualdad de Protección no prohíbe el uso restringidamente fabricado de la raza por parte de la Facultad de Derecho en las decisiones de admisión para promover un interés convincente en la obtención de las ventajas educativas que se derivan de un cuerpo de estudio diverso”.
Blum argumenta que las admisiones conscientes de raza violan la Cláusula de Igualdad de Protección de la Constitución y el Título VI de la Ley de Derechos Civiles de 1964. Ha presentado cuatro demandas en los últimos años, pero aún no ha ganado ninguna. Dada la mayoría conservadora de 6-3 en el alto tribunal, puede ser que su hora finalmente esté a punto de llegar.
“Creo que es demasiado temprano para decir qué hará la Corte Suprema con respecto al caso de acción afirmativa de Harvard. Obviamente, estamos muy preocupados debido a la configuración de la Corte, pero también sabemos que ya durante varios años, en intentos repetidos por los elementos conservadores, los casos de acción afirmativa han permanecido en los libros y hay un precedente fuerte en los libros por el uso continuo de la raza en la política de admisiones”, dijo John C Yang, presidente y director ejecutivo de Asian Americans Advancing Justice-AAJC.
Yang habló durante una sesión informativa para los medios sobre los próximos casos de la SCOTUS.
Yang observó que la corte del distrito y la corte de apelaciones concluyeron que no había evidencia de discriminación a los/as asiático-americanos/as.
“En el caso de Harvard, la matriculación de asiático-americanos/as en Harvard ha aumentado considerablemente. Componen casi el 28% de la última clase admitida, aunque los/as asiático-americanos/as componen solo aproximadamente el 7% de la población americana”, dijo.
Yang agregó que unas cuantas encuestas desde el 2010 revelaron que dos terceras partes de los/as asiático-americanos/as están a favor de la acción afirmativa. Dijo que si Harvard dejara de tener en cuenta la raza en las admisiones, el número de estudiantes negros/as disminuiría del 14 por ciento al seis por ciento. Los y las estudiantes latinos/as bajaría del 14 por ciento al nueve por ciento. Un estudio de la Universidad de Georgetown llegó a la misma conclusión.
David Hinojosa está con el Comité de Abogados para los Derechos Civiles bajo la Ley. Argumentará el caso de la UNC ante la Corte Suprema el 31 de octubre a las 10 de la mañana.
“Mucha gente está apostando en contra de la acción afirmativa. Está apostando en contra de la equidad y la oportunidad. Pero la historia está de nuestro lado; la Constitución está de nuestro lado; la ley está de nuestro lado, y también lo están los hechos”, dijo Hinojosa.
Lo que está en juego no podría ser más importante, observó Hinojosa.
“No solo quieren eliminar la acción afirmativa, quieren blanquear completamente la historia y reinstaurar todos los privilegios de antaño a la actualidad”, dijo.
La SFFA no puso a ningún estudiante en el estrado. Harvard sí lo hizo. Sally Chen fue una de ellas. Hija de inmigrantes de clase obrera que hablan un inglés limitado, Chen dijo que no habría tenido las ventajas de una educación en Harvard si no hubiera sido por las políticas de admisión de Harvard que tienen en cuenta la raza.
“Mi papá era cocinero en un restaurante chino y mi mamá trabajaba en una panadería en Chinatown. Los seis miembros de nuestra familia vivimos toda la vida en un departamento con un solo dormitorio en San Francisco, y nos esforzábamos mucho para llegar a fin de mes. Siempre he asistido a las escuelas públicas y desde muy temprana edad traducía y abogaba a menudo en nombre de mis padres”, dijo Chen.
En su solicitud a Harvard, Chen ignoró los consejos de su consejero de high school y habló acerca de su historia. Dijo que fue realmente crucial para “transmitir quién soy, por qué quiero hacer el trabajo que hago en la actualidad, y estas circunstancias concretas me convirtieron en una solicitante de peso”.
Hoy, Chen aboga por políticas que abren oportunidades educativas para todos, pero especialmente para familias inmigrantes de habla inglesa limitada, en Chinese for Affirmative Action en San Francisco.
“Tener diversas perspectivas sobre la mesa realmente fortaleció nuestra educación, y es valioso para el trabajo que hago ahora, donde la creación de coaliciones interraciales es realmente clave para lo que hago”, dijo.
Chen era una de los dos centenares de firmantes del informe amicus que presentó el Legal Defense Fund (LDF) en el caso. El fondo representó a 25 organizaciones de estudiantes y antiguos estudiantes de Harvard.
“Todos los estudiantes merecen una oportunidad justa para asistir a la universidad, independientemente de sus ingresos, de donde vivan, o de su origen racial o étnico”, dijo Michaele Turnage-Young, abogada principal de LDF.
Dijo que los estudiantes que pertenecen a minorías, a menudo más pobres que sus homólogos blancos, tienen menos oportunidad para acumular las credenciales que las universidades tienen en cuenta para sus admisiones. Tienen de tres a seis veces más posibilidades que los estudiantes blancos de asistir a una escuela de alta pobreza.
“Y muchos asisten a escuelas en las que la mayoría de los estudiantes pertenecen a minorías, y que generalmente tienen, como en las escuelas de alta pobreza, maestros con menos experiencia, menos cursos avanzados, instalaciones inadecuadas, menos actividades extra escolares, menos clases de arte, menos recreos, y menos recursos en el salón de clases”.
Los responsables de las admisiones universitarias tratan de equilibrar esas cosas mirando qué estudiantes de las minorías muestran el mejor potencial, aunque los resultados de sus exámenes no sean de los mejores.
Los demandantes en el caso dicen que los criterios de admisiones no deberían tener en cuenta el color.
“A nuestros clientes, en particular, les preocupa que la eliminación de la raza del proceso de admisiones imposibilite que los solicitantes de color presenten su auténtico yo en su solicitud universitaria”, dijo Turnage-Young. Chen se hizo eco de esta opinión. “Queríamos transmitir que no querríamos estar en una institución que no nos valorara”, dijo.