From left to right: Supervisor Holly J. Mitchell, Second District, Los Angeles County Board of Supervisors; Dr. Muntu Davis, County Health Officer, Los County Department of Public Health; Dr. Sarah Lopez, Patient Safety Officer, Los Angeles County Department of Health Services; Jim Mangia, President/CEO, St. John’s Well Child and Family Center
La distribución de vacunas, y no la desconfianza, sigue siendo el principal obstáculo para la reapertura de escuelas, restaurantes y otros lugares
Por Mark Hedin, Ethnic Media Services
Debido a que la tasa de vacunación contra COVID-19 va en constante aumento, los funcionarios del condado de Los Angeles se sienten cautelosamente optimistas de que la “inmunidad colectiva” (también llamada “inmunidad de rebaño”) se logrará pronto: para el verano, si suficientes angelinos se vacunan.
“Nadie habría imaginado hace un año, esta semana, que recién ahora estaríamos empezando a reabrir nuestras escuelas y negocios”, dijo la Supervisora del Distrito 2 del Condado, Holly Mitchell, en una conferencia de prensa para los medios de comunicación étnicos el 15 de marzo. “Sin embargo, aquí estamos, en un momento clave de nuestra lucha para acabar con esta doble pandemia (de salud pública y económica)”.
Ese mismo día, citando un descenso de nuevas infecciones, el estado relajó algunas de las precauciones de seguridad relacionadas al COVID-19.
“El hecho de que el condado de L.A. pase al nivel rojo permitirá la reapertura de muchos segmentos de nuestras comunidades. Espero que lo que hemos aprendido de la pandemia no solo nos permita volver a la normalidad, sino que nos convierta en un mejor condado de L.A.”, dijo Mitchell.
Por el momento, el mayor obstáculo sigue siendo la lucha por conseguir una cadena de distribución adecuada de vacunas.
Pero si el presidente Biden estuvo en lo cierto al anunciar a principios de mes que para mayo habrá suficientes vacunas para todos los que quieran vacunarse en Estados Unidos, para junio la vida en Los Angeles podría empezar a ser mucho más normal de lo que ha sido durante el año que ha transcurrido desde que comenzó la pandemia.
El condado, donde viven 10 millones de personas, ya se acerca a las 3 millones de vacunas administradas, incluyendo 900,000 segundas dosis.
Las autoridades de salud creen que una vez que entre el 75% y 80% de la comunidad esté vacunada, se habrá logrado la “inmunidad colectiva”, lo cual impedirá una mayor propagación del virus, puesto que habrá menos víctimas potenciales que infectar.
Sin las vacunas, esto llevaría cinco años. Si se vacuna al 25% de la comunidad, tardaría dos años y medio. Pero una tasa de vacunación del 50% conseguiría la inmunidad colectiva en 10 meses, explicó la Dra. Sarah López, que es doctora en la sala de emergencias del Centro Médico Harbor UCLA.
En cuanto a los rumores de que los miembros de la comunidad tienen “dudas sobre las vacunas”, y por tanto son reacios a confiar en la vacunación, “eso no es lo que estamos observando”, dijo Jim Mangia, presidente y director general del Centro Infantil y Familiar St. John.
Su organización ofrece servicios médicos, dentales y de salud mental a 120,000 personas en sus 20 centros y tres clínicas móviles en el sur y el centro de Los Angeles.
“Lo que estamos viendo en el frente de lucha contra la pandemia son pacientes que necesitan acceso a las vacunas. En toda la comunidad, la gente hace cola para recibir las vacunas”.
Recientemente, en un centro de vacunación de una iglesia, donde 600 personas habían pedido cita para vacunarse, según dijo, el boca a boca resultó en que 1,000 personas vinieran a vacunarse.
“El condado y el Departamento de Salud Pública han hecho un trabajo increíble”, dijo. Desde el fin de semana anterior, su organización ha vacunado a 80,000 personas y está atendiendo a 25,000 personas por semana. El 95% de esas vacunas, dijo Mangia, han sido destinadas a afroamericanos o latinos.
Con vacunas disponibles en sus clínicas, en el Centro Cívico del Este de Los Angeles, en la Escuela Primaria Clinton, en Compton College y en otros lugares, “creo que lo que estamos logrando ahora es construir la infraestructura para poder vacunar en masa a las comunidades del centro y del sur de Los Angeles”, dijo Mangia.
La Dra. López siguió el consejo de su propio médico y se vacunó mientras se sometía a quimioterapia por un agresivo cáncer de mama el año pasado. Ella explicó algunas de las diferencias entre los distintos tipos de vacunas.
Algunas, como la vacuna contra la gripe (con una eficacia del 40%, según dijo) o las vacunas contra la hepatitis B o el VPH (virus del papiloma humano) incluyen una muestra del virus al que van dirigidas.
Pero otras, incluidas todas las vacunas COVID, no contienen muestra del virus.
Al igual que las vacunas desarrolladas para combatir el Zika y el Ébola, la nueva vacuna contra COVID de Johnson & Johnson se conoce como un “vector viral” que se adhiere a las “proteínas de espiga” del virus corona, lo que hace que el sistema inmunológico del organismo las rechace.
Las vacunas de Pfizer y Moderna producen un efecto similar mediante el uso del “ARN mensajero” (mRNA, por sus siglas en inglés) en formas que fueron desarrolladas previamente para combatir el cáncer.
Las tres vacunas, dijeron la Dra. López y el Dr. Muntu Davis, funcionario del Departamento de Salud Pública del Condado, “son 100% efectivas para prevenir la hospitalización o la muerte” y ninguna de ellas causó siquiera una hospitalización o muerte durante las pruebas mientras COVID-19 causaba sus estragos.
En cuanto a las nuevas reaperturas, las escuelas que atienden a los estudiantes de los grados 7 a 12 ya pueden abrir para dar clases en persona, al igual que los colegios y universidades, excepto por sus dormitorios.
Los restaurantes, los cines, los zoológicos, los museos, los acuarios y las zonas donde se sirven alimentos (food courts) ya pueden funcionar al 25% de su capacidad, aunque las reglas de seguridad siguen vigentes, tales como el uso de máscaras y el distanciamiento físico.
Y las tiendas minoristas y de cuidado personal pueden funcionar al 50% de su capacidad.
“El hecho de que ciertas actividades estén permitidas no significa que estén libres de riesgos”, advirtió el Dr. Davis. Por tanto, los gimnasios y los estudios de yoga y baile están limitados al 10% de su capacidad, porque las actividades físicas presentan mayores riesgos de transmisión, señaló.
En los cines, los asientos deberán ser reservados y estarán a una distancia mínima de 2 metros de las personas de otros hogares. Para cenar en interiores, un restaurante deberá tener una ventilación adecuada y mesas separadas al menos 2 metros, con un límite de seis personas por mesa (todas de la misma unidad familiar).
“Estar al aire libre es más seguro que estar en interiores”, dijo. “La mayoría de nosotros todavía no estamos vacunados”.
Pero, “a medida que hayan más vacunas disponibles”, dijo Mangia, “vamos a conseguir que más y más vacunas lleguen a los brazos de las personas que las necesitan, y así asegurarnos que la inmunidad colectiva llegue a los niveles que necesitamos para permitir que las comunidades del sur de L.A., el centro de L.A., el este de L.A., estén a salvo, vuelvan a la normalidad, vuelvan a trabajar y puedan volver a socializar con sus familias.”
Translated by Oscar Arteta
Mark Hedin is a reporter for Ethnic Media Services. He has previously written for the Oakland Tribune, the Central City Extra, the San Francisco Chronicle, El Mensajero, the San Francisco Examiner and other papers.